miércoles, 29 de junio de 2011

INDAGACIÓN

EL NACIONAL - Martes 28 de Junio de 2011 Escenas/2
Esto es lo que hay
Artes visuales
Certezas y divagaciones
LORENA GONZÁLEZ

Un sin fin de actividades caracteriza el desarrollo actual de las artes plásticas venezolanas. En los últimos meses el circuito que nunca duerme ha brindado un prolífico camino, avatares de un rompecabezas rizomático que construye y consolida, que investiga y promueve, que se recicla y se reinventa a cada paso.

Además de un apreciable número de inauguraciones tanto en los museos nacionales ­que al parecer despiertan de su letargo­ como en otras instituciones públicas y privadas del país, el arte se ha visto citado y confrontado por seminarios, foros y charlas que con gran ahínco diversifican el estudio y la práctica de la investigación visual en Venezuela.

Hace unas semanas, a la salida del seminario sobre la obra de Piet Mondrian, que nos brindó la Fundación Cisneros con el apoyo de la Facultad de Arquitectura de la UCV, era curioso sentir que para visitar todo lo que sucedía habría que dedicarse con exclusividad a esa tarea. La mayor sorpresa la brindan los profesionales del medio, quienes fortalecen estas cartografías sin detenerse en los abismos de la crisis. A este encuentro, donde pudimos escuchar la visión de curadores como Brigitte Léal (directora adjunta del Centro Georges Pompidou) y Gabriel Pérez Barreiro (director de la Colección Cisneros), sucedió la visita del controversial Fernando Castro Flórez, crítico y curador que en el marco de la FIA impartió tres vehementes y oportunas conferencias sobre los problemas del arte contemporáneo. Hoy, con esta columna número 100, celebro la pluralidad de criterios y visiones que acuden en unos de los momentos más difíciles de nuestra institucionalidad cultural.

En este acontecer de aciertos y equívocos, continúo creyendo que, al igual que la vida, el arte nunca se detiene.

Desde los derroteros, especial atención merece el conjunto de nuevos creadores cuyos trabajos despuntan en exposiciones colectivas o en los episodios discursivos de sus proyectos individuales. En este último renglón destaca la muestra que reúne la producción más reciente de Gerardo Rosales en Carmen Araujo Arte; inquietante conjunto de cerámicas, gouaches, videos y pinturas a la pared que profundizan en las oscuridades y ambivalencias de los estereotipos de la violencia ante la diversidad sexual y de género. La homosexualidad vista como un mecanismo de burla, abuso y exclusión por parte de los prejuicios del entramado social es retomada desde la experiencia personal del artista para ser convertida en sintagmas visuales de una gran agudeza conceptual.

Con un desenlace no tan afortunado clausuró la individual de Hayfer Brea en Oficina #1. Intentando explorar en las comarcas de la memoria familiar, un desconcertado conjunto de objetos, fotografías y libros colocados en sala no lograron entretejer las trayectorias pretendidas, desfigurando uno de los territorios de acción más significativos que este creador desarrolla desde hace varios años a través de un acertado desempeño de la gráfica y el dibujo.

En ocasiones el buen acabado o el trazo certero resultan mucho más contundentes cuando, como en el caso de Rosales, apelan a la misma conmoción interna que convoca al autor: una hermosa porcelana en la que un brillante pato blanco que podría estar en el recibo de cualquier familia tradicional venezolana porta botas militares mientras se penetra a sí mismo. La obra de arte necesita estar embebida de esa contingencia infinita entre la materia y la metáfora.

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