Isa
Luis Barragán
Sentimos que,
frecuentemente, por el poderoso esfuerzo del régimen en crear y sostener mitos
y figuras míticas que a la postre resultan débiles, perdemos un poco la
correcta y oportuna valoración de aquellos que real y sustancialmente le
aportaron al país. Confundimos a héroes
y villanos en el trepidar diario del proyecto totalitario que pugna por
triunfar y, lo que es peor, haartos,
tendemos a la indiferencia que nos proteja de tanta intoxicación
psicológica.
Hay pérdidas
irreparables para un país inevitablemente múltiple, con independencia – incluso
– de sus posturas ideológicas. Personalidades afortunadamente complejas y hasta
contradictorias que suscitan devoción y rechazo al mismo tiempo, repentinamente
desaparecen y, en su momento, nos conmueven hasta diluirse prontamente,
intentando remplazarlas el gobierno por íconos que nunca cuajan.
Isa Dobles tuvo una
importante trayectoria pública que no puede desecharse con facilidad y, más
aún, cuando – siendo huésped permanente en los hogares – hubo generaciones que
crecieron con ella a través de la televisión. En contraste con el presente, lo
normal fue tener un único televisor en casa, con una oferta limitada de canales
y que lograba nuclear a la familia, por lo que los grandes artistas - una definición genérica de la profesión que
impuso el medio – influían más de lo que ahora podemos imaginar en torno a
valores, opiniones y conductas.
La extraordinaria
comunicadora social desaparece físicamente y, a la vuelta de los días, se dirá,
poco la recordarán, como a Jacinto Convit. Vale decir, se supone que, al
terminar el último capítulo, la novela ya no existe y sus protagonistas serán
olvidados. Empero, ejemplificado por ellos, sentimos que no ocurrirá como ha
acontecido en la última década y media: pasar la página.
Superar el actual
desorden establecido, significará recuperar la memoria y distinguir entre
héroes y vallanos o, para evitar el maniqueísmo, apreciar que hubo la humana
mezcla de tales, desafiando la herencia de un gobierno que quiso imponer a los
suyos, obviamente síntesis de todas las virtudes. Esto es, valorar
adecuadamente a aquellos que, de un modo otro, contribuyeron a edificar a la
Venezuela que se resiste a aceptar a los héroes artificiales, como – creemos –
ahora no se hace por lo menos convincentemente.
Conocimos
personalmente a Isa en la frustrada campaña parlamentaria de 2005 y, en algunas
ocasiones, ayudamos a su esfuerzo candidatural en el circuito que le correspondió.
Nos sorprendió el trato afectuoso y cercano que dispensaba, aún en el árido
terreno de la política, arriesgando su espontaneidad en las difíciles
circunstancias de una promoción que chocó con la idea ya predominante e
insensata de la abstención sin alternativas.
Circunstancias nada
propicias para la incursión inaugural que hizo en un oficio de difícil
comprensión, pues no siempre el esfuerzo goza siquiera del beneficio de la duda
ajena. Y, al rendirle tributo a la huésped recurrente de la casa, cuyas ideas y
planteamientos suscitaron políticamente más discrepancias que coincidencias,
deseamos recordar a la tenaz mujer que también hizo este país y supo lo que
significó hacer política activa a contracorriente.
Reproducción: Presidente Betancourt en el agasajo de Pro-Venezuela a las agrupaciones y colonias extranjeras, junto a Mercedes Navarro de Rivas y Maritza de Machado. Elite, Caracas, nr. 1807 del 14/05/60). Presumimos que en la gráfica también se encuentra Isa Dobles.
Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2014/07/isa/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=1045114
No hay comentarios:
Publicar un comentario