martes, 29 de julio de 2014

GENTILICIO


República Bolivariana de Zumaque

 Ox Armand

Cumplimos el centenario del reventón del Zumaque I, ubicado en el campo de Mene Grande, concedido a la Caribe Petroleum Company (Shell). Comenzaba ya la declinación del café, a favor del oro negro, paulatinamente, y será pocos años después que la dictadura gomecista tendrá por soporte la nueva fuente de riquezas, además del latifundio indecible y de la represión más brutal. Muchísimo se ha escrito en la materia y son numerosísimas las lecciones olvidadas. Heredada la mentalidad rentista desde los tiempos de la colonia, se alzó un imaginario social poderosísimo que ha recobrado una vigencia extraordinaria con el actual régimen. PDVSA colapsa y todavía permanecen vivas las anacrónicas ideas sobre la agresión imperialista, entregándonos de bruces a los intereses chinos ¡en nombre de la soberanía nacional! No permiten la más mínima polémica sobre la materia y, replicando la Apertura Petrolera I y II, sin licitación ni debate alguno, la llamada Faja Petrolera del Orinoco está a la suerte de las grandes transnacionales.

Festejarán los que tiene por exclusivo gentilicio a Zumaque. No se explican el mundo, sin el chorro de dinero no trabajado, al igual que se disgustan por el modesto señalamiento ante la sobrevenida prosperidad familiar de aquellos que, en nombre del socialismo, también fueron reconocidos vagos en la vida.  Mal que bien, veinte años atrás, adelantándonos a la irreversible tendencia estructural de la economía venezolana, pudimos remediar el asunto. Pero se alzó ese vetusto imaginario con los arreos de un heroísmo fatuo, devolviéndonos a las etapas históricas que creímos superar. Y, ahora, estamos formidablemente entrampados,  mientras que la boliburguesía emergente pretende enseñarnos y vivir un pasado que ha de ocupar su nuevo lugar. A falta de las memorables Cartas Semanales del ministerio de Minas e Hidrocarburos, debemos contentarnos con los portales digitales de la Agencia Internacional de Energía y de la OPEP, para saber más o menos cuánto producimos, a más de una década del paro petrolero que ha servido al gobierno para justificar sus fracasos. Las refinerías venezolanas ya no son las de antes y así como Gómez decidió que se hiciera una en Curazao y no en Venezuela para ahorrarse los dolores de cabeza que pudo traerle el novísimo proletariado, ahora se sostiene y privilegia la Camilo Cienfuegos de Cuba, temiéndole a propio proletariado de tierra firme.

¡Rentistas de todo el país, uníos! Y, hallándose en el gobierno o en la oposición, sinceren el gentilicio.

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