República Bolivariana de Zumaque
Ox Armand
Cumplimos el centenario del
reventón del Zumaque I, ubicado en el campo de Mene Grande, concedido a la Caribe Petroleum Company (Shell). Comenzaba ya la
declinación del café, a favor del oro negro, paulatinamente, y será pocos años
después que la dictadura gomecista tendrá por soporte la nueva fuente de
riquezas, además del latifundio indecible y de la represión más brutal.
Muchísimo se ha escrito en la materia y son numerosísimas las lecciones olvidadas.
Heredada la mentalidad rentista desde los tiempos de la colonia, se alzó un
imaginario social poderosísimo que ha recobrado una vigencia extraordinaria con
el actual régimen. PDVSA colapsa y todavía permanecen vivas las anacrónicas
ideas sobre la agresión imperialista, entregándonos de bruces a los intereses
chinos ¡en nombre de la soberanía nacional! No permiten la más mínima polémica
sobre la materia y, replicando la Apertura Petrolera I y II, sin licitación ni
debate alguno, la llamada Faja Petrolera del Orinoco está a la suerte de las
grandes transnacionales.
Festejarán
los que tiene por exclusivo gentilicio a Zumaque. No se explican el mundo, sin
el chorro de dinero no trabajado, al igual que se disgustan por el modesto
señalamiento ante la sobrevenida prosperidad familiar de aquellos que, en
nombre del socialismo, también fueron reconocidos vagos en la vida. Mal que bien, veinte años atrás,
adelantándonos a la irreversible tendencia estructural de la economía
venezolana, pudimos remediar el asunto. Pero se alzó ese vetusto imaginario con
los arreos de un heroísmo fatuo, devolviéndonos a las etapas históricas que
creímos superar. Y, ahora, estamos formidablemente entrampados, mientras que la boliburguesía emergente
pretende enseñarnos y vivir un pasado que ha de ocupar su nuevo lugar. A falta
de las memorables Cartas Semanales del ministerio de Minas e Hidrocarburos,
debemos contentarnos con los portales digitales de la Agencia Internacional de
Energía y de la OPEP, para saber más o menos cuánto producimos, a más de una
década del paro petrolero que ha servido al gobierno para justificar sus
fracasos. Las refinerías venezolanas ya no son las de antes y así como Gómez
decidió que se hiciera una en Curazao y no en Venezuela para ahorrarse los dolores
de cabeza que pudo traerle el novísimo proletariado, ahora se sostiene y
privilegia la Camilo Cienfuegos de Cuba, temiéndole a propio proletariado de
tierra firme.
¡Rentistas
de todo el país, uníos! Y, hallándose en el gobierno o en la oposición, sinceren
el gentilicio.
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