NOTITARDE, Valencia, 20 de julio de 2014
"Caminando con Cristo"
Parábola de la cizaña y el trigo (Mt.13, 24-43)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes
El domingo pasado dijimos que la parábola es una comparación sacada de la vida real y que Jesús acostumbró hablar en parábolas para, entre otras cosas, diferenciar su discurso de los demás maestros judíos de su tiempo y para captar la atención de sus oyentes. En el evangelio de este domingo se nos habla en líneas generales de la paciencia y tolerancia de Dios para con el hombre que ha creado a su imagen y semejanza; que al mismo tiempo, por su mal utilizada libertad, es débil y pecador. Esta actitud de Dios para con el hombre contrasta con nuestra actitud intolerante, impaciente y de juicios negativos sobre los demás.
El evangelio de hoy tiene dos partes: la primera nos presenta tres parábolas de Jesús: la cizaña y el trigo, el grano de mostaza y la levadura en la masa y en la segunda parte se presenta la explicación que da Jesús de la parábola de la cizaña y el trigo.
La parábola de la cizaña es pronunciada en contra de los fariseos que se consideraban "los puros", "los separados" del resto del pueblo judío, ellos tenían una estricta selección de los que formaban parte de su secta religiosa y eran críticos acérrimos de Jesús que admitía entre sus discípulos a gente de baja reputación, a "pecadores públicos" que le seguían. Pero recordemos que Jesús, como verdadero Dios, vino a buscar a los enfermos, a los pecadores y no a los sanos o justos. Esta fue también la realidad de la Iglesia naciente que tenía en su seno a judíos y gentiles convertidos al cristianismo; una Iglesia santa (por su fundador: Cristo) y pecadora por aquellos que la componen. Realidad esta que llega hasta nuestros días, porque quienes pertenecemos a esta Iglesia una, santa, católica y apostólica, estamos marcados por la concupiscencia (por la inclinación al pecado) y una y otra vez declinamos y fallamos al amor y fidelidad de Dios. Jesús, pues, ante la crítica de los fariseos responde con esta parábola y deja de manifiesto que Dios es paciente, tolerante, proporciona tiempo para que el pecador se arrepienta de su pecado y se convierta, se decida a transitar el camino de la santidad que se resume en la vivencia y práctica del amor a Dios, al hermano y así mismo. Dios da oportunidad al pecador para que cambie de conducta y viva y así pase a formar parte de su pueblo santo que es la Iglesia que Él quiso fundar en la persona de Pedro y de los demás apóstoles. Mientras dure esta vida es tiempo para la conversión; al final de los tiempos será separado el trigo de la mala hierba, los justos de los pecadores; porque todos tuvieron la misma oportunidad y el mismo tiempo para optar por el bien (siendo hijos de Dios) o por el mal (siendo partidarios del Maligno).
Jesús es el sembrador, que siembra la buena semilla, el campo es el mundo, la buena semilla son los hombres que aceptan la Palabra de Dios y se vuelven así ciudadanos del Reino; la cizaña son los que rechazando la Palabra de Dios se hacen partidarios del Maligno; el enemigo que siembra la mala semilla es el Diablo; la cosecha es el fin del mundo y los que recogen la siembra son los ángeles. Los justos irán a la vida eterna, los que se obstinaron en hacer y vivir en el mal al lugar de tormento.
No faltan en la Iglesia o dentro de la comunidad cristiana quienes se erijan en jueces o árbitros de la verdad y quieran como los personajes del evangelio ir a arrancar la cizaña, con el peligro de arrancar también el trigo o no dando la posibilidad de un cambio, de una conversión sincera. Se da de nuevo la tentación del fariseísmo y el de creerse los puros. Dios es más paciente y dice: "Dejen que crezcan juntos hasta la ciega". No podemos ser jueces de los demás, porque la lucha del mal y el bien en nosotros es realidad cotidiana, también nosotros fallamos y Dios nos tiene paciencia, así debemos ser con los errores, equivocaciones y pecados de los demás. Aprender la misericordia, la paciencia y el perdón; como Dios se comporta con nosotros.
IDA Y RETORNO: El jueves 17 del mes en curso se cumplieron 15 años de la Consagración de la Capilla del Seminario y ese día, luego de haber presidido la misa con el Equipo Formativo y seminaristas de Valencia, anuncié, de parte del Arzobispo, Mons. Reinaldo Del Prette, que el Padre Alfredo Fermín y el Padre Cristóbal Rivero, asumían oficialmente sus funciones como nuevo rector y vicerrector de nuestro Seminario de Valencia. Oremos por el nuevo equipo formativo, al que viene también a formar parte el joven sacerdote Juan Rodríguez, para que Jesús, el Buen Pastor les ayude en la formación de santos, doctos y diligentes sacerdotes para nuestra Iglesia valenciana y la Iglesia en Venezuela. Que la Virgen del Socorro los continúe acompañando en esta hermosa y exigente tarea para el bien del Pueblo de Dios.
Oramos por el eterno descanso del diácono Aníbal Guevara, que el Señor premie sus buenas obras; que fortalezca a sus padres, demás familiares, amigos, especialmente de la Comunidad de Los Naranjos que sufren tan lamentable pérdida y los consuele con la esperanza de la resurrección. Nuestra fe está puesta en el Dios de la Vida.
Cfr. José Martínez de Toda (SJ): http://radioevangelizacion.org/noticia/reflexion-al-evangelio-dominical-dejen-crecer-trigo-cizana
Ilustración: Robert & Shana ParkeHarrison.
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