Odalisca no es prepago
Nicomedes Febres
* Ayer un amigo de la juventud llamado Nacho me llamó para invitarme a almorzar en un restaurante de carne de Las Mercedes porque le estaban ofreciendo unos cuadros a buen precio y quería comprar algunos y deseaba que lo orientara en su elección. Le dije que sí, si el pagaba la cuenta. Nos encontramos y me comentó que a su mujer no le gustan esas cosas de arte contemporáneo que no entiende, por lo que quería comprar unos paisajes de Venezuela. Nacho es un tipo buena gente, simpático, generoso, todo un adeco sin conciencia de clase chavista, pues no se le agua el ojo para un guiso con el gobierno. De esos tipos que le dice al gobierno que es de ellos y a la oposición que él detesta al gobierno, pero que necesita hacer negocios con el gobierno. Abrió su tablet y empezó a mostrarme los cuadros allí fotografiados. Después, aprovechando la presencia de la Tablet y el Wi Fi del negocio se me ocurrió abrir El Universal para ver una información que me interesaba, y como destacaban la noticia de la vuelta del cuadro de la Odalisca con pantalón rojo de Matisse, entré para conocer en detalle la información mientras llegaba el segundo whisky servido por Chicho, nuestro mesonero de confianza, que es más liso que un mediecito usado. Nacho, que traía dos whiskys más en el buche de antes, se interesó en las fotos, más que en leer la noticia, me comentó: Negro, a quien mataron en el Morrison?, (el famoso sitio de ficheras). Y trató de ver las fotos en detalle, continuando, agregó: mira allí junto a la puerta del Morrison pusieron, además de la marquesina, una vaina de esas que parece un cajero automático para descartar el ingreso de armas y esta el portero y esa catira oxigenada que está señalando el cuadro es Deyanira Patricia la madame. Tan vieja?, pregunté para seguirle la corriente. Yo creo que es la fiscal, arguí. Seguimos viendo las fotos donde aparecen unas jóvenes regordetas como bailando una danza del maruto, porque las mondongueces eran de antología y no tenían nada que ver con una danza del vientre. Negro, me reitera Nacho, esas prepago deben ser contratadas pa` algo distinto porque las carajitas del Morrison están más buenas. Y bailan en hilo dental. En eso llegó Chicho y viendo las fotos complementa: no Chicho, estas pelao, esa vaina es el Puerta Amarilla allá en Catia, yo he ido allí. Doctor, me pregunta Chicho: qué hacen esos tipos paraos como unos pendejos en círculo viendo a esas bailarinas, se las están rifando o algo así?. No vale, debe ser un acto cultural en el museo porque regresó un cuadro, le contesto. A lo que me respondió Chicho: que acto cultural del carajo doctor, eso es que se están rifando a las carajitas. Ni que fueran una prepago buenotas, argumentó un poco pasado de palos Nacho. Para sacudirme el tema y los chascarrillos de mis contertulios les suelto: puede ser un desfile de moda de conjuntos playeros para las vacaciones, que están mostrando en el museo. Ustedes saben que ahora cualquier vaina es posible en este país loco. En eso llegó la carne de res y afortunadamente dejamos la conversación sobre las otras carnes.
* En la noche me llamó a mi casa una crítica de arte indignada por la manera chapucera como el gobierno había asumido “el rescate” del cuadro de la Odalisca. Realmente debieron hacer una exposición sobre la importancia de la obra en el período orientalista de Matisse, y no tratar de explotar que el pantalón era rojo, ergo la odalisca era chavista. Debieron informar más detalles de la pregunta que todos tenemos en mente: Que pasó allí? Quién se robó ese cuadro y como salió del museo?. Esta distracción de cabaret barato no despeja ninguna duda y más bien asoma sospechas sobre la protección que brinda el gobierno, al ocultar la información. Todo el mérito sobre el rescate de la obra de Matisse recae sobre la Interpol y el FBI norteamericano, quienes la devolvieron aparentemente sana y salva, mientras recordaba la farsa montada por un artista gobiernero (de cualquier gobierno) residenciado en Estados Unidos y de cuyo nombre no quiero acordarme, quien destempladamente hablaba de la necesidad de “rescatar” el patrimonio nacional de manos de los gringos, a quienes él les había halagado toda su vida, antes de comenzar esta loquera.
Fuente: https://www.facebook.com/nicfebres?fref=ts
Nicomedes Febres
* Ayer un amigo de la juventud llamado Nacho me llamó para invitarme a almorzar en un restaurante de carne de Las Mercedes porque le estaban ofreciendo unos cuadros a buen precio y quería comprar algunos y deseaba que lo orientara en su elección. Le dije que sí, si el pagaba la cuenta. Nos encontramos y me comentó que a su mujer no le gustan esas cosas de arte contemporáneo que no entiende, por lo que quería comprar unos paisajes de Venezuela. Nacho es un tipo buena gente, simpático, generoso, todo un adeco sin conciencia de clase chavista, pues no se le agua el ojo para un guiso con el gobierno. De esos tipos que le dice al gobierno que es de ellos y a la oposición que él detesta al gobierno, pero que necesita hacer negocios con el gobierno. Abrió su tablet y empezó a mostrarme los cuadros allí fotografiados. Después, aprovechando la presencia de la Tablet y el Wi Fi del negocio se me ocurrió abrir El Universal para ver una información que me interesaba, y como destacaban la noticia de la vuelta del cuadro de la Odalisca con pantalón rojo de Matisse, entré para conocer en detalle la información mientras llegaba el segundo whisky servido por Chicho, nuestro mesonero de confianza, que es más liso que un mediecito usado. Nacho, que traía dos whiskys más en el buche de antes, se interesó en las fotos, más que en leer la noticia, me comentó: Negro, a quien mataron en el Morrison?, (el famoso sitio de ficheras). Y trató de ver las fotos en detalle, continuando, agregó: mira allí junto a la puerta del Morrison pusieron, además de la marquesina, una vaina de esas que parece un cajero automático para descartar el ingreso de armas y esta el portero y esa catira oxigenada que está señalando el cuadro es Deyanira Patricia la madame. Tan vieja?, pregunté para seguirle la corriente. Yo creo que es la fiscal, arguí. Seguimos viendo las fotos donde aparecen unas jóvenes regordetas como bailando una danza del maruto, porque las mondongueces eran de antología y no tenían nada que ver con una danza del vientre. Negro, me reitera Nacho, esas prepago deben ser contratadas pa` algo distinto porque las carajitas del Morrison están más buenas. Y bailan en hilo dental. En eso llegó Chicho y viendo las fotos complementa: no Chicho, estas pelao, esa vaina es el Puerta Amarilla allá en Catia, yo he ido allí. Doctor, me pregunta Chicho: qué hacen esos tipos paraos como unos pendejos en círculo viendo a esas bailarinas, se las están rifando o algo así?. No vale, debe ser un acto cultural en el museo porque regresó un cuadro, le contesto. A lo que me respondió Chicho: que acto cultural del carajo doctor, eso es que se están rifando a las carajitas. Ni que fueran una prepago buenotas, argumentó un poco pasado de palos Nacho. Para sacudirme el tema y los chascarrillos de mis contertulios les suelto: puede ser un desfile de moda de conjuntos playeros para las vacaciones, que están mostrando en el museo. Ustedes saben que ahora cualquier vaina es posible en este país loco. En eso llegó la carne de res y afortunadamente dejamos la conversación sobre las otras carnes.
* En la noche me llamó a mi casa una crítica de arte indignada por la manera chapucera como el gobierno había asumido “el rescate” del cuadro de la Odalisca. Realmente debieron hacer una exposición sobre la importancia de la obra en el período orientalista de Matisse, y no tratar de explotar que el pantalón era rojo, ergo la odalisca era chavista. Debieron informar más detalles de la pregunta que todos tenemos en mente: Que pasó allí? Quién se robó ese cuadro y como salió del museo?. Esta distracción de cabaret barato no despeja ninguna duda y más bien asoma sospechas sobre la protección que brinda el gobierno, al ocultar la información. Todo el mérito sobre el rescate de la obra de Matisse recae sobre la Interpol y el FBI norteamericano, quienes la devolvieron aparentemente sana y salva, mientras recordaba la farsa montada por un artista gobiernero (de cualquier gobierno) residenciado en Estados Unidos y de cuyo nombre no quiero acordarme, quien destempladamente hablaba de la necesidad de “rescatar” el patrimonio nacional de manos de los gringos, a quienes él les había halagado toda su vida, antes de comenzar esta loquera.
Fuente: https://www.facebook.com/nicfebres?fref=ts
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