Mediante una ley, promulgada en 1971, todos los bienes, instalaciones y
equipos de las empresas transnacionales del petróleo pasarían a la
nación al vencerse las concesiones en 1983. Nacionalizado el gas por el
presidente Caldera, todo apuntaba a un consenso básico para que se
produjera la petrolera. El presidente Pérez, entrante, nombró una
comisión presidencial para estudiar la materia en 1974, de una
extraordinaria amplitud y pluralismo. La única diferencia fue el otrora
famoso artículo 5° del Proyecto de Ley: totalmente estatal o la admisión
de la participación privada, con la que concordó Fedecámaras. El
presidente Pérez asumió la responsabilidad de las empresas mixtas,
levantándose un estupendo debate en el país que tuvo como centro de
atención el que dio el Congreso de la República que contaba con voces
autorizadas en la materia, en ambas cámaras. Fue una discusión nacional
que ahora es escasa, cuantitativa y cualitativamente hablando, donde no
hubo fuerza política, corriente ideológica ni sector social excluido. El
29 de agosto de 1975 es promulgada la Ley: en un breve período, pasamos
de la Ley de Bienes Afectos a Reversión en las Concesiones de
Hidrocarburos (30/07/1971), desarrollando los supuestos constitucionales
de la Carta de 1961 y de la Ley de Hidrocarburos de 1943, a la Ley que
Reserva al Estado la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos
(29/08/1975), fruto de los planteamientos elevados por la Comisión
Presidencial de la Reversión Petrolera. Añadía el aludido artículo 5°:
“"En casos especiales y cuando así convenga al interés público, el
Ejecutivo Nacional o los referidos entes podrán, en el ejercicio de
cualquiera de las señaladas actividades, celebrar convenios de
asociación con entes privados, con una participación tal que garantice
el control por parte del Estado y con una duración determinada. Para la
celebración de tales convenios se requerirá la previa autorización de
las Cámaras en sesión conjunta, dentro de las condiciones que fijen, una
vez que hayan sido debidamente informadas por el Ejecutivo Nacional de
todas las circunstancias pertinentes”. Al día siguiente, es creado
Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), ahora constitucionalizado (1999),
bajo la presidencia de Rafael Alfonzo Ravard, orientada al más alto
nivel por el ministerio de Energía y Minas, antes Minas e
Hidrocarburos.
“…
Una vez terminado el almuerzo, cuando íbamos a tomar el ascensor, le dí
al Presidente Caldera mi opinión sobre a conveniencia de nombrar una
gran comisión para estudiar la nacionalización de la industria
petrolera. Incluso, le propuse la designara él:
‘Así podríamos decir que la nacionalización se inició en su período y
terminó en el mío’. No lo hizo. Entonces yo nombré la gran comisión al
asumir la Presidencia de la república (SIC)”. Así lo señaló Carlos Andrés Pérez (en: Alfredo Peña, “Conversaciones con Carlos Andrés Pérez”, Editorial Ateneo de Caracas, 1979: 74).
Volante
apenas sobreviviente de la etapa y ambientación nacionalizadora del
petróleo, a mediados de los setenta del XX. Así como hicimos una
implícita referencia a los consensos propiciados por entonces,
administradas las diferencias, que ameritan de la inevitable conjunción
del historiador con el economista y el politólogo para estudiar tan
inédito período, ahora, explícitamente, señalamos la necesidad
de estudiar el fenómeno estrictamente político que supuso la aludida
etapa. El volante en cuestión es moderado, proveniente de la instancia
reorganizadora del gremio estudiantil de la UCV. Hubo una intensa
propaganda en la que, específicamente, destacó el ultraizquierdismo. Por
ahora, contextualizándonos, se nos ocurren dos fuentes para una
adecuada aproximación: “Los ultrosos” de Radamés Larazábal (Caracas,
1978) y “Así se iniciaron nuestras luchas” de varios autores (Caracas,
2010), donde se puede apreciar un poco la conformación, ideas y
conductas del sector político.
LB
Reproducción: Sesión inicial de trabajo de la
comisión presidencial ya citada. Fuente: revista Resumen, Caracas,
aunque traspapelamos la data. Presumimos la gráfica de 1974, tomada en
los espacios Parque Central. Y volante aludido.
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