miércoles, 29 de febrero de 2012

NOTICIERO RETROSPECTIVO







Los candidatos al parlamento en 1973


Los bytes derrotaron comercialmente a la tinta y el papel. ¿Enteramente cierto? Al parecer, la verdad es que todavía es escasa la penetración de la red de redes en el país, siendo igualmente escasos los referentes exitosos especializados en la materia. Quizá por ello, nacionalmente fueron menos conocidos los candidatos del consabido 26-S. Es evidente el contraste con las décadas anteriores. Por lo demás, la publicidad anteriormente descansaba en los partidos que tuvieron muchas fortalezas, entre ellas la de no concitar los prejuicios de la población.

Valga señalar, nadie nace parlamentario y, frecuentemente, es largo el camino a recorrer para alcanzar el conocimiento en un ámbito que trascienda la localidad. Acaso, hoy resultan familiares algunos nombres que llegaron al Capitolio Federal tan anónimos como el que más, frente a otros que lo ascendieron con una luminosa estrella para - luego - despedirse sin que nadie lo supiese. Necesario es subrayarlo, porque se ha hecho un hábito olvidar las específicas circunstancias que explicaron o explican una senaduría o una diputación.

Digamos, no todo ha sido malo en el trayecto parlamentario venezolano. Hay hombres y mujeres que prestaron un inmenso servicio al país, incluyendo situaciones de alto riesgo personal. Y, aunque pueda parecer una temeridad, en la última década también hallamos nombres que, con más modestia y menor bullicio, afrontar los peligros con gallardía. Por lo general, las víctimas de la famosa Lista Tascón se quejan de las consecuencias y, por lo menos, también injustamente denostadas, no reparan en la suerte de lo que minimamente defiende: la identidad, la que es plena en quienes tienen por oficio el bien común.

Las circunstancias y los elencos obviamente cambiaron, aunque nunca cuenta el rigor que supuso Ortega y Gasset respecto al fenómeno generacional, o los ciclos de treinta años del convencido Giacopini Zárraga. La vida política asoman especificidades que velan por su inexactitud. La popular sentencia del "dos más dos no suman cuatro", se impone.

LB

Fuente: Resumen, Caracas, nr. 1 del 11/11, 2 del 25/11, 4 del 02/12 de 1973.

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