lunes, 27 de febrero de 2012
LA CAJA BANALIZADORA
¿Y por qué carajo una guerra civil?
Luis Barragán
Algunos comentarios se escuchan en torno a la renovada enfermedad presidencial, añadida la apuesta por una vía rápida. Incluso, el cajero del banco estatal que se ocupa de los parlamentarios, dijo que la guerra civil es la solución para definir de una vez por todas el destino del país.
Tuvimos ocasión de contradecir al cajero con sosiego, porque no es necesario ni indispensable dar semejante paso para zanjar nuestros problemas. Pidamos a Dios – le dijimos - que jamás ocurra en Venezuela, donde todos los justos y pecadores seriamos sacrificados en el altar de la pólvora: están las lecciones de las guerras civiles española, centroamericana y, más cercanamente, modalidades tan curiosas como la colombiana o la propia venezolana que, de alguna manera, lo es – como refirió la Conferencia Episcopal – con 19 mil muertos inocentes en las calles, en 2011.
¿Por qué carajo debemos legitimar una salida tan demencial?, es el látigo que ha de azotar nuestra consciencia colectiva. Probablemente, el régimen está diseñado para respuestas tan sorprendentes y, como lo conversábamos en días pasados con el profesor Jonathan Benavides, tratando de atinar en una versión postmoderna de la teoría sistémica, hay un exceso de productos irracionales por mucho que no los sean los insumos, dislocando el esquema.
Debemos francamente interpelarnos sobre lo que creemos y pensamos íntimamente, sin escatimar las consecuencias. Ya tarde, forzada mil veces la banalidad, nos arrepentiremos de apoyar esas fórmulas fáciles y simples que hoy gozan de buen mercado.
Ilustración: Tributo Pellizza da Volpedo.
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