martes, 7 de febrero de 2012

FRAGILIDAD


De la pública superficialidad
Luis Barragán

Lunes, 06 de Febrero de 2012 04:52

Los especialistas señalan las interesadas generalizaciones que la oposición y el oficialismo consagran sobre los problemas nacionales, evitando toda especificidad ideológica. Y, aunque pueda sorprender, del fenómeno no escapa el partido de gobierno porque – de un lado - intenta ganarse a aquellos sectores sociales que desconfían de su proyecto histórico, suficientemente maquillado el carácter totalitario que lo distingue; y – del otro – el partido de la oposición, siendo la MUD síntesis de varias organizaciones, evita convertirse en la opción fascista que no es ni lo desea, por mucho empeño que tenga Chávez en convertirla en tal. No obstante, importa consignar una observación.

Muy distinto a la estratégica abstracción de los planteamientos, es la superficialidad que ha ganado en la opinión pública. Señal del retroceso inducido por el régimen en términos de cultura política, luce sospechosa y quién sabe si hasta despreciable la menor hondura que se intente en distintas áreas, por más que reclamen una razonable especialización.

Cierto, el asunto no es nuevo aunque – ahora – adquiere una naturaleza tan afín a los intereses gubernamentales que la hacen y reportan como una indeseada novedad. Las arengas o consignas suelen reemplazar un diagnóstico convincente de los problemas y aligerar las respuestas posibles por miedo a una presunta incomprensión de la población.

Valga señalar, hallamos una vieja entrevista que Carlos Moros le hiciera a Pedro Méndez Mora, por entonces presidente del instituto de formación política e ideológica de los socialcristianos (El Nacional, Caracas: 16/03/81). Este revelaba que “en las conversaciones personales, sin periodistas al frente, se observa un genuino interés por el país y sus problemas”, con una profundidad contrastante respecto a aquellos que públicamente declaraban, atrapados por el “inmediatismo de la coyuntura” y las vicisitudes electorales.

Puede ratificarse aquella lejana observación, porque nos consta que muchos de los que tienen oportunidad de fijar posturas en los medios de comunicación social, están inspirados por las arengas o consignas del momento, pero - en las pocas o muchas - conversaciones privadas exhiben un extraordinario conocimiento y hasta una imaginación audaz para concebir las soluciones que se esperan. El asunto estriba en un miedo a ser incomprendidos y, en el caso de los oficialistas con los que accidentalmente compartimos un café en los pasillos de la Asamblea Nacional, a chocar con lo que presienten que dirán o efectivamente dicen Chávez Frías y sus comisarios más destacados.

La materia también atañe a los periodistas de la fuente política, porque se identifican con ciertas líneas editoriales de liviandad o ligereza, o cuidan de no contrariarla escondiendo las a veces profundas reflexiones que retarían a cualesquiera de los entrevistados. Por ello, en los predios de la oposición o del gobierno, no salimos frecuentemente del “qué color es el caballo blanco de Bolívar”, sazonado igualmente con un humor barato.

Fuente:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/10859-de-la-publica-superficialidad

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