lunes, 13 de febrero de 2012

ATAREADOS


Recolectores de votos y unidad del partido presupuestario
Luis Barragán


En el marco de una democracia participativa formal, el gobierno nacional ha gozado de todas las ventajas ayer inimaginables para mantenerse. No hay resorte, dispositivo o mecanismo institucional, por más estatal que sea, que no esté al servicio de los intereses del mandatario y de las distintas vicisitudes que genera.

Valga acotar, la noción misma de poder ha sufrido una inadvertida transformación, porque el ejercicio también lo es el de crear – febrilmente, cada día - aquellas situaciones artificiales que renueven esa emergencia social que una vez le sirvió para legitimarse. La historia de la década es el de las maniobras consecutivas que desembocan en el escándalo y el temor de la población para el reclamo de una investigación por siempre inconclusa del magnicidio tentado, el logro de las habilitaciones legislativas, la apropiación de lo que – dicen – sobra de las reservas internacionales, el traslado de los blindados a la frontera con Colombia, el acecho a las universidades públicas, el racionamiento real de los alimentos por la vía de una legislación de precios- justos o el de la energía eléctrica que oculta la negligencia y la desinversión oportuna en la industria, entre otros aspectos.

El proceso electoral de 2012 no escapará a tamañas y sobrevenidas anormalidades que, ya descubierto un sentido y propósito estratégico, obran en contra de las aspiraciones continuistas de Chávez Frías. Y evidenciadas la voluntad y las propuestas de una oposición inevitablemente plural, no luce promisorio el horizonte del actual ocupante de Miraflores al que, no está demás añadir, ya le es tarde para intentar resolver el índice de muertes violentas, la inflación y la falta de viviendas (por más que falsifique las cifras de construcción).

Ahora, el que suma todas las urgencias es el mismo régimen desenmascarado y, no había ocurrido antes, debe candidatear a las gobernaciones a aquellas figuras que ostentaron un mayor prestigio entre los seguidores del partido o, simplemente, lograron sostenerse en sus puestos ministeriales por más tiempo que las otras secundarias que hacen la rotación gubernamental. Titulares como los que atienden las relaciones interiores y exteriores, pronto abandonarán sus oficinas para afrontar las campañas de Táchira y Carabobo, por ejemplo.

Tarek y Nicolás no tienen posibilidades de éxito, por más que el (re) candidato presidencial los esgrima como el arma de alto calibre político que cumplirá mejor papel que Ronald Blanco o Mario Silva, indispuestos para un reto que los sobrepasa. Luego, ¿por qué lanzarlos a predios que, por si fuera poco, les han sido ajenos en su trayectoria pública?

Chávez Frías sabe muy bien que no serán gobernadores, pero necesita aglutinar el mayor número de votos posible para el pote que requiere a los fines presidenciales, amén de darle un mayor direccionamiento y coherencia a los partidos regionales, cuyos miembros compiten obstinadamente por alcanzar los privilegios del poder trastocados en referentes de la inercial abulia que crea la dependencia con el poder central, negado el regional. Tarek y Nicolás serán sendos recolectores del sufragio huidizo que, al sacrificar la comodidad ministerial, deberán abonar al esfuerzo nacional de supervivencia, porque no es otra cosa la que se impone ante la inminente pérdida de Miraflores por la vía pacífica de sus tormentos.

Habrá incontables recursos en juego, proporcional a la desesperación que los invade paulatinamente. Ese claro afán de sobrevivir y la posibilidad cierta de financiarlo, liquida todas las manifestaciones encontradas, las rencillas soterradas o las disparidades que ni siquiera pueden alcanzar la dignidad de las tendencias, en un partido definitivamente presupuestario.

La unidad, o – mejor – la uniformidad, adquieren la resonancia de una emergencia que es propia e indelegable. Se dirá de una futura y promisoria ubicación en la oposición, imbricados en todos los órganos del Poder Público, pero – a falta de definiciones precisamente ideológicas – al socialismo rentista le faltará una esencial materia prima: los petrodólares que los encausa, dispensados desde Miraflores.

Fuentes:
http://www.noticierodigital.com/2012/02/recolectores-de-votos-y-unidad-del-partido-presupuestario/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=841205
Ilustración: Magdalena Jetelova

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