martes, 7 de febrero de 2012
VIEJA SENTENCIA MARCIAL
Ejército de patanes personalistas
Luis Barragán
El Comandante en Jefe sincera cada vez más su postura al declarar que la Fuerza Armada prácticamente le pertenece, violentando el consabido articulado constitucional. E, incluso, recurre a la antes impensable cursilería de asegurar que ella “tiene a Chávez en el corazón, en la raíz, y Chávez tiene a la Fuerza Armada en el corazón, en el alma" de acuerdo a lo declarado a principios de mes.
La cerosoleana manifestación de fe - obviamente - golpea la noción misma de Estado que, presumimos, debe resguardar al jefaturarlo. Y, no menos obvio, reta la vocación y el sentimiento de profesionalismo de los integrantes de la institución castrense que tienen como único y extraordinario recurso el de derrotarlo pacíficamente en los venideros comicios presidenciales, algo que el celebrado Comandante-Presidente muy bien lo sabe y muy bien lo teme.
En días recientes, el azar nos condujo a la antigua sentencia confirmatoria de la condena dictada por el Consejo de Guerra contra un ciudadano de veintiséis años, Hernani Portocarrero, por infracción del artículo 137 del Código de Justicia Militar y Naval, según la Gaceta Oficial del lunes 26 de Octubre de 1936 (Nr. 19.094). Se dijo de expresiones ofensivas sobre el ejército, en un discurso que pronunciara el entonces dirigente del Partido Republicano Progresista el Jueves Santo, en Charallave.
Contestes los testigos, por cierto, uno de ellos de nombre Miguel Delgado Chalbaud, el reo se refirió al “ejército de patanes personalistas”, por la subsistencia del gomecismo en su seno. Y, en claro desafío a la historia, el ponente N. Pompilio Osuna, presidente de la instancia marcial, negó tal apreciación certificando que “todos poseen la práctica de una vida moderada, honesta y humilde”, y, por si fuera poco, que no había ningún integrante que no hubiese pasado por la Escuela Militar, la de Aplicación, la de Perfeccionamiento o la de Clases, porque – además – en Estados Unidos no todos los oficiales egresaban de West Point.
“Tampoco – añadía el sentenciador – puede calificarse de filiación Gomecista a los individuos del Ejército: tal calificativo es una burda expresión ocasional con la cual se ha pretendido soliviantar los ánimos para el logro de tendencias diversas. No existe un documento público ni una manifestación conjunta que acredite tal dicho como verídico y es utópico y falso con falsedad intencionada”, tratándose de una adhesión que “no existe ni puede ya ser”. Empero, siendo materia para la investigación eminentemente histórica, por lo pronto nos permitimos algunas observaciones.
Jamás López Contreras, Medina, Betancourt, Caldera, Pérez, Herrera, Lusinchi o Velásquez, incluyendo a Pérez Jiménez que gobernó en su nombre, reclamaron como propias a las Fuerzas Armadas, al menos, pública y notoriamente. Por menos tiempo que Chávez Frías, ejercieron su máxima conducción política y el mínimo señalamiento de propiedad, aunque fuese fruto de la diaria, natural y sonora diatriba, más de las veces injustificadamente, sacudía los estrados judiciales.
Demasiado larga fue la transición hacia la institucionalización castrense, la cual peligra por las actuaciones y pronunciamientos del actual jefe de Estado. Amparados por la vigente Constitución de la República, no es difícil adivinar una resistencia de sus miembros a la partidización definitiva de la corporación, pues – yendo por dentro la procesión – Chávez Frías no ha podido darles el palo definitivo y contundente de su eliminación, por siempre temeroso del lógico reconocimiento que harán de los resultados electorales, el rechazo a una guerra civil que puede desprenderse de una polarización en muy buena medida caprichosa y artificial, reacios a nuestro debilitamiento en términos de seguridad y defensa, pues, independientemente de esos resultados, hay una Venezuela que demasiado trasciende al circunstancial Comandante en Jefe.
Nunca los sectores democráticos de la oposición han vilipendiado a la Fuerza Armada Nacional, por lo que las declaraciones de Chávez Frías nos colocan en una curiosa posibilidad: el Comandante en Jefe está acumulando los indicios que pueden hacerlo reo de tamaño delito. No otra cosa se desprende al creerla exclusivamente suya frente al resto de los venezolanos, confiadas las armas de la República, aunque sería temerario solventar nuestros problemas por un camino tan inapropiado.
Valga la coletilla, por 1936 todo cuestionamiento a las instituciones condicionadas por el gomecismo más duro que supo navegar López Contreras, también sirvió de invocación al delito. Por ejemplo, el Congreso Nacional requirió del presidente de la República para accionar penalmente contra los cuestionantes, como se desprende del Diario de Debates correspondiente al 15 de Mayo de 1936.
Los vilipendiadores de la hora, no tardarán en imputar el delito a los otros. Por consiguiente, los ya aludidos resultados electorales y el lapso previo tan arbitrario impuesto por el CNE para dar comienzo a un distinto período constitucional, puede convertir a los tribunales en una senda que intente desconocer el veredicto popular.
Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2012/02/ejercito-de-patanes-personalistas/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=838358
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