domingo, 28 de febrero de 2016

VOLUNTAD ESPECIALIZADA

De una suerte de sociología política esequibana
Luis Barragán


Apartando el llamado de unidad contra Venezuela hecho por  David Granger, mandatario guyanés, de suyo grave, revelador asimismo de las probables dificultades políticas internas que experimenta, deseamos apuntar brevemente a las organizaciones intermedias de la sociedad civil que, acá, prestan el debido seguimiento al problema.  Y tanto que sabemos de ese llamado, por la diligente atención de una de ellas, como Mi Mapa de Venezuela.

Solemos olvidar que existen entidades ciudadanas que contribuyen a avivar una reclamación histórica, como la de El Esequibo, estudiándolo y diligenciándolo con responsabilidad y profundidad, incluyendo las necesarias campanadas, a veces, incomprendidas por los decisores públicos, añadidos los parlamentarios. Tañido indispensable en un contexto saturado de problemas, obliga o debe obligar a la institucionalización de las coincidencias y de las discrepancias para perfilar – en definitiva – un mejor esfuerzo de reclamación.

Desarrollan una actividad voluntaria que, además de concretar  el principio constitucional de corresponsabilidad del Estado y de la sociedad civil en un ámbito tan delicado, ilustra la necesidad de contar con un canal  especializado de agregación de las específicas demandas que aporten a una deseable institucionalización interna para lconcebir, diseñar, aplicar y evaluar las políticas públicas en materia de política exterior y de seguridad y defensa. Institucionalidad hoy endeble, creyendo monopolizarla el jefe del Estado, ha de contar también con la pluralidad de los partidos políticos, la academia y de las organizaciones no gubernamentales e individualidades expertas, con todos los riesgos que supone esta otra expresión de una anhelada democracia.

Se habla del  Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela, Movimiento Revolucionario 2 de enero, Movimiento Nacional Al Rescate de los Esequibanos y del Esequibo, Fundación Amigos del Esequibo, Generación Esequiba, Mi Mapa de Venezuela y Nuestro Esequibo que, en el pasado y en el presente, aportaron y aportan sus luces a la tarea común. Una suerte de sociología política de la histórica reclamación, da cuenta del concurso de los expertos, de las universidades, de las Academias Nacionales, de las organizaciones cívicas y de las personalidades que convinieron o disintieron de una determinada orientación oficial, sin que – por una parte – fuesen criminalizadas; y  – por otra – tuvieron en la tribuna parlamentaria y en el de la opinión pública, sus mejores recursos. Valga la triple acotación: Caracciolo Parra Pérez, otrora alto funcionario de una dictadura, lo cual no demeritaba sus dotes de intelectual, contribuyó con puntuales investigaciones desde el extranjero para un mejor asiento histórico-documental de nuestra posición en la década de los sesenta del siglo XX;  no logramos todavía comprender la inestabilidad y cuasi-clandestinidad de las organizaciones que agremien a los esequibanos, hoy desamparados; y, más allá o más acá del Esequibo, los servicios de inteligencia apuestan por la debilidad de toda iniciativa ciudadana respecto al reclamo mismo.

En días pasados, a propósito de una sesión solemne para renombrar como Esequibo a la antes avenida  principal de La Guairita, en el municipio Baruta, tuvimos ocasión de sugerir el estudio que merece un relacionamiento indispensable de la sociedad y del Estado respecto al problema esequibano, ayer y hoy. Por cierto, por distintas razones, nunca nos inclinamos a aceptar la invitación a participar en actos semejantes y, menos, a recibir reconocimientos, pero está vez lo consentimos por la importancia extraordinaria del tema que reivindica a la propia tribuna municipal, aunque – sostenemos – mejores merecimientos tiene cada ciudadano que, en estos tiempos tan aciagos, se interesa y procura la recuperación de un territorio que legítimamente nos pertenece.

Fotografía: Rueda de prensa frente a la Casa Amarilla, Caracas (11/2013).



29/12/2016

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