lunes, 11 de marzo de 2013

UN LLAMADO DE ATENCIÓN

De la desorganizada oposición parlamentaria
Luis Barragán


Harto conocido el agravamiento de la enfermedad presidencial y su lamentable desenlace, en medio de la sesión parlamentaria, cundió el desconcierto en la bancada opositora. Una noticia tan preñada de consecuencias, pudo descolocar a buena parte del país, mas no a quienes – también – tienen por oficio preverlas.

Supusimos que, al día siguiente, celebraríamos una reunión de la específica bancada a la que pertenecemos, por no mencionar la inmediata necesidad de una asamblea general de los diputados adversos al gobierno nacional. Intentamos, a través de algunas llamadas telefónicas y correos electrónicos, concitarlas, aunque ya las carreteras de tierra y del aire marcaban la ruta de los legisladores.

En medio del interesado desconcierto asambleario, sobrevino a última hora la convocatoria para sesionar en un lugar distinto a la sede natural, después corregida. Nos tentó la idea de asistir, si no había disposición de nuestro principal, para intentar establecer una posición lo más adecuadamente posible a las difíciles circunstancias, consultando a algunas personas. Empero, violentada nuevamente la Constitución, la referida convocatoria fue exclusivamente para tomar juramento a Nicolás Maduro y escucharlo, así como la transmisión televisiva nos trajo el comentario monótono, extendido y justificador de Diosdado Cabello.

Parlamento en el que no se hace sentir la diversidad, sencillamente no lo es. Y la mejor fórmula para protestar que no, abandonar las posiciones conquistadas, fue la de no asistir. Y, en tal sentido, acertó la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) al instruir a los diputados principales y suplentes que, por lo demás, siendo tan arbitraria la fecha y la hora decidida, como escasos los recursos disponibles,  no podían apersonarse inmediatamente en Caracas, sobre todo los del distante interior.

La presencia de los diputados tan suplentes como el suscrito, en la cámara,  sin la menor posibilidad de protestar, comenzando por el conocido monopolio de las transmisiones oficiales que rápidamente los obviaría, inevitablemente confundió a la opinión pública. Ni siquiera la rueda de prensa dada al día siguiente por los altos dirigentes del partido socialcristiano, logró disipar las dudas que, en manos del régimen, perduran.

Por lo pronto, es demasiado evidente una crisis del dispositivo institucional de la oposición, por llamar de alguna manera esa inmensa necesidad de concertar un mecanismo básico de entendimiento conceptual y procedimental ante cada coyuntura.  Inevitable decirlo, reiteramos por vía electrónica la urgencia de una discusión política entre los parlamentarios sobre los sucesos actuales y los que vendrán, estando tan severamente amenazada la inmunidad parlamentaria como institución, lamentando que, hallándonos en la ciudad capital, nos enterásemos por la televisión de un pronunciamiento de la oposición parlamentaria, a pesar que estuvimos pineándonos con uno de los suplentes que decidieron – junto a escasísimos principales – acudir a los medios, sin que nos dijese en ninguno momento nada.

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