Hemos acumulado un modesto número de fotografías relacionadas con las obras públicas de arte, como ha ocurrido con la pieza de Jesús Soto que se halla en la estación Chacaíto del Metro de Caracas. Tiempo atrás denunciado, incluso, en los medios de circulación nacional, se encuentra en un deplorable estado, como lo ejemplificamos con la gráfica puesta deliberadamente a la inversa (Caracas, 21/02/13).
Sufrimos reveses en nuestra calidad de vida, mientras que el entorno urbano nos agreda, agrediéndolo. Una tarea que no luce complicada, como la del mantenimiento de las obras, se convierte en un esfuerzo ciclópeo e irrealizable. Y es que al cíclope presupuestario, la búsqueda de los recursos, si no los hubiere, se une el de una descomunal displicencia e impúne olvido.
La solución no está en impedir que las personas se sienten a la vera de la obra, sino en la de preservar el talento que rinde testimonio en los espacios públicos, con esa vocación por compartir que constituye el otro olvido. Huelgan las palabra.
LB
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