viernes, 25 de enero de 2013

PRAGMATISMO ONÍRICO

EL NACIONAL - Viernes 25 de Enero de 2013     Opinión/6
ATres Manos
Miradas múltiples para el diálogo
La realidad mágica venezolana
En 1998, con el triunfo de Hugo Chávez, se inicia el proceso mágicopolítico por medio del cual el caudillo decimonónico se va afianzando en el poder, pese a todos sus errores
EMIRO ROTUNDO PAÚL*

Que el Presidente de un país supuestamente democrático y republicano (entiéndase Venezuela), tenga más de año y medio enfermo, que se haya sometido a cuatro intervenciones quirúrgicas fuera del mismo, cada una más complicada que la anterior, que se haya ausentado del territorio nacional durante una buena parte de ese tiempo para hacerse tratamientos médicos que se practican rutinariamente en Venezuela, que se encuentre desde hace más de un mes postrado en La Habana sin que se le haya visto ni oído una sola vez, y que a esta fecha la opinión pública no sepa a ciencia cierta el tipo de cáncer que padece, su ubicación anatómica exacta, su extensión más allá del foco inicial (también desconocido) y su pronóstico final, son cosas insólitas.
Pero, que durante todo ese dramático y novelesco proceso de enfermedad presidencial, acompañada de todo tipo de elementos folklóricos, religiosos y mediáticos, de misas, comuniones e invocaciones divinas, oraciones colectivas, trabajos de santería, ritos chamánicos, lloros, despedidas y recibimientos clamorosos, difundidos públicamente por medio de cadenas de radio y televisión, el Presidente no haya estado declaradamente ausente y haya ejercido sus funciones a distancia, sin solución de continuidad, dirigiendo y firmando desde La Habana asuntos que luego aparecen como si fueran decididos y firmados en Caracas, todo ello con aval del Poder Legislativo y del Tribunal Supremo de Justicia, órganos constitucionalmente autónomos, pero operativamente sometidos al mando de un caudillo surgido del siglo XIX, bajo la advocación de Ezequiel Zamora y de Maisanta, es algo que se sale del mundo maravilloso de Alejo Carpentier para insertarse de lleno en el realismo mágico garcíamarquiano, como salían los peces del río en Cien años de soledad y nadaban en el ambiente excesivamente húmedo del entorno, producto de la lluvia incesante, entrando y saliendo por las ventanas de las casas de Macondo.
Estamos en una etapa avanzada del proceso mágico venezolano iniciado dos décadas atrás, cuando militares conspiradores de oficio fracasaron en su intento de asaltar la democracia y obtuvieron posteriormente el poder por vía electoral, libres de toda culpa, aupados por los sectores supuestamente más avanzados del país, defensores de la Constitución y de la democracia y críticos acérrimos del populismo, el clientelismo, la demagogia y la corrupción que se habían hecho visibles a partir del viernes negro de febrero de 1983, porque la estabilidad económica anterior solapaba la existencia de esas mismas lacras siempre vigentes en Venezuela.
En 1998, con el triunfo de Hugo Chávez, se inicia el proceso mágico-político por medio del cual el caudillo decimonónico se va afianzando en el poder, pese a todos sus errores y desafueros, por la disparatada actuación de una oposición desorientada, que fue dispersada y atemorizada por los tiros de abril de 2002, que se desinfló con la pérdida del referéndum revocatorio de 2004 hábilmente manipulado por el Gobierno y que entregó las gobernaciones en diciembre de 2012 porque estaba "afligida" por la derrota de Capriles y prefirió las playas y los centros comerciales a las mesas de votación un domingo decembrino en el cual pudo haberle infligido una gran derrota al oficialismo.
La naturaleza mágica del proceso político venezolano seguirá su curso y no es de extrañar que el problema planteado por la ausencia definitiva del Presidente, hoy confuso y enrevesado, se resuelva también de una manera sorprendente, no previsible en la actualidad, mediante un conjunto de nuevos hechos mágicos tan extraordinarios como todos los anteriores.

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