Obligada interpelación, cuando el país no reacciona desinteresado por la masacre de Uribana. Lo ocurrido en el zoológico de El Pinar, igualmente nos interroga.
La agencia principal es la del poder establecido que, para mayor cinismo de inevitables consecuencias, invoca el amor a la vez que promueve la violencia. Y ésta es brutal, ni siquiera sublimada.
Cultura desenfadada de la muerte, imposición de la supervivencia que impone el desarrollo de los antivalores. La gráfica de Misael Castro, publicada en El País, en torno al sangriento motín carcelario, y la reseña de Lissette Cardona para El Nacional, en torno a la masacre y la amputación, habla fielmente de la crueldad.
Escapismo a cualquier costo. Viveza de quien, aprovechándose de las circunstancias, se cree espiritualmente inmune a toda la contaminación. Hay una enorme responsabilidad del poder establecido en la construcción de esto llamado sociedad, pero también la de sus oponentes que deambulan en lo ya construido.
Crueldad barnizada de petrodólares, para quienes logran alcanzarlo - los muchos - lo anhelan. Trágico, realmente trágico.
LB
No hay comentarios:
Publicar un comentario