EL NACIONAL, Caracas, 23 de Enero de 2013
El director del Cicpc rechazó lo ocurrido y se lo atribuyó a la pérdida de valores en la sociedad
THABATA MOLINA
No fue Fuenteovejuna la comunidad que actuó y tampoco el comendador quien murió. Fue la población de Marare, en Ocumare del Tuy, que se tomó muy en serio la afirmación gubernamental de que todo el poder lo tiene “el pueblo” y, envalentonada, linchó a Jackson Antonio Gil Barreto, de 22 años de edad, detective del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas, el lunes en la noche.
Los rastros de sangre los cubrieron con tierra y ayer después del mediodía todo el mundo comentaba lo que sucedió, pero nadie se atrevía a asegurar que presenció en vivo lo ocurrido.
El saldo final de la noche de violencia fue la muerte de Jean Manuel Castro Palacios, de 23 años de edad, quien supuestamente fue asesinado por la policía judicial, el funcionario linchado y 9 personas detenidas por el hecho, entre ellos, un adolescente de 16 años de edad.
En general, en la comunidad de Marare sus habitantes justificaron la acción de quienes lincharon al funcionario con el argumento de que la policía llegó disparando al lugar.
“En ese momento de rabia quién sabe quién fue el que le pegó a ese policía o por qué la gente hizo eso. Nosotros lo que hicimos fue salir corriendo para resguardarnos de los tiros porque había muchos niños en la calle”, expresó Denys Silva, una de las vecinas del callejón Los Jabillos de Marare.
Parte oficial. El comisario José Humberto Ramírez, director del Cicpc, se trasladó a los Valles del Tuy y desde allá informó que una comisión policial llegó al barrio a practicar diligencias de investigación sobre otro caso y se consiguieron con una persona que no acató la voz de alto, por lo que los funcionarios iniciaron una persecución y un supuesto enfrentamiento en el que Castro cayó herido, y casi simultáneamente la comunidad salió y arremetió contra los agentes. Tres de ellos lograron huir de la zona para solicitar refuerzo de la Guardia Nacional, Polimiranda y la Policía Municipal.
Tanto el policía como Castro fueron trasladados hasta el hospital de los Valles del Tuy, pero ambos llegaron muertos. Gil Barreto presentó politraumatismos en la cabeza y otras partes del cuerpo, mientras que Castro recibió seis tiros.
“Lo que esto evidencia es que hay una pérdida de valores que generan hechos violentos. Rechazamos contundentemente este tipo de acciones de las comunidades y para ello estamos trabajando con la Misión A Toda Vida Venezuela, y se hace énfasis en la prevención y se crea conciencia”, dijo el jefe policial.
A través de una nota de prensa el Ministerio Público señaló que las personas detenidas fueron identificadas como Luis Enrique Castro Palacios, de 27 años de edad; Santa Palacios Silva, de 48 años de edad; Ingrid María Aparicio Silva, de 33 años de edad; María Angélica Castro Palacios, de 33 años de edad; Darwin Manuel Bandres Aparicio, de 27 años de edad; Carlos Alberto Arévalo, de 27 años de edad; Avilio Javier Sanz López, de 33 años de edad y el adolescente de 16 años de edad. Algunas de estas personas son familiares de Jean Manuel Castro Palacios.
Anarquía
El comisario Vicente Álamo, ex subdirector del Cicpc, calificó de difícil y compleja la situación a la que ha llegado la violencia al referirse al caso del detective Jackson Gil que una población linchó en Marare, Ocumare del Tuy, Miranda, el lunes pasado.
Explicó que este hecho indica que se ha perdido el respeto por la autoridad y se ha entrado en la anarquía. Agregó que es la primera vez que un funcionario de ese organismo es víctima de exaltados.
Álamo es partidario de poner mano dura, pero siempre respetando los derechos humanos de los ciudadanos. Agregó que anteriormente cuando una comisión de funcionarios llegaba a un sitio se veía que la gente sentía respeto por ellos.
Nota LB: Olvidó Rigoberto Lanz comentar en su más reciente artículo dominical, por ejemplo, que la Iglesia Católica tiene más de una década denunciando la violencia devenida cultura de la muerte. Angustia más que un linchamiento, el hacerse justicia por mano propia, sea noticia de un día. La costumbre, pues. Hay grupos y guerras de exterminio, incluyendo a los agentes policiales como víctimas y victimarios. Y que, además, guarde correspondencia con las agresiones que ocurren en el seno de la Asamblea Nacional, legitimadas por el oficialismo, aunque - valga la coletilla - no sabemos por qué Julio Borges no firmó, estando evidentemente incorporado, luego subrepticiamente escapado del hemiciclo. Así no se puede.
Ilustración: http://krujirlibertario.blogspot.com/2010/04/el-sutil-encanto-de-la-obsesion.html
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