domingo, 13 de enero de 2013

LANZARSE

San Lucas, 3: 15-16, 21-22

En su homilía de hoy, el Padre Javier Alberdi (SJ) apuntó que Lucas quería decir quién era Jesús. Primer rasgo, hombre judío, normal, vivió en Nazaret, miserable aldea de unos 300 habitantes, la cual no parece ni en el censo. Va el sábado, le y comenta el texto para asombro de todos, algo que choca y genera comentarios:  el piquito de oro es hijo de María y José.

Jesús fue un Juan Bimba, un pata en el suelo, cuyo padre era artesano de la piedra, no propiamente un carpintero. ¿Por qué llega a ser importante? Estaba lleno del Espíritu Santo, descubre que Dios es Padre bueno, se fía de Dios, quien tiene un proyecto bien bonito. Vivió como Dios quiere: haciendo su voluntad. El paraíso no es un lugar, es un estado de felicidad.

Jesús se mete de cabeza a construir una sociedad para que sea un paraíso. Se mete con la gente, se moja, se mete en el agua, no se queda en la orilla. Compromete para construir un mundo. Hoy, en Venezuela, ¿somos hermanos?, ¿no es posible una sociedad en la que lo seamos?

Nos gusta quedarnos en la orilla. Unos dicen, católico pero no fanático, cristiano pero no me meto en problemas. Se lavan las manos. No se puede ser cristiano si no nos mojamos, nos lanzamos al agua, sin construir un pueblo de seres humanos. Llevar la vida como Jesús. No como esos bautizados que no se lanza, sino pasan apenas por agua. Vamos a dejarnos llevar por el Espíritu.

Is 42,1-4, 6.7
Salmo 28
He 10, 34-38

Fotografía: Tomada de la red.

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