"Quedaba la Iglesia. En tanto que la Iglesia sirviese para originar o sostener a una dictadura, su ayuda se buscaba y se negociaban los concordatos. Pero cuando la Iglesia se convirtió en un obstáculo para el espíritu de los Estados totalitarios, se le persiguió y aun se llegó a eliminarla. Los bolcheviques trataron de crear una iglesia propia, y luego la sometieron, suprimiendo sus sacerdotes y clausurando sus edificios, declarando la libertad de cultos, pero imponiendo tantas restricciones que esa libertad se torno pronto ilusoria. Hitler prometió que el Estado respetaría tanto a los protestantes como a los católicos, comenzando con una sutil persecución tendiente a la completa descristianización de Alemania"
Luigi Sturzo
("Nacionalismo e internacionalismo", Ediciones del Atlántico, Buenos Aires, 1960: 49)
No hay comentarios:
Publicar un comentario