domingo, 8 de julio de 2018

LA COMPLACIDA INFORMALIDAD DE ESTADO

¿Cuál vocación de Estado?
Luis Barragán


La más elemental teoría general del Estado, no debe prescindir de la representación social que también cultiva y lo caracteriza y que, sellando su identidad y trascendencia, lo distingue de otras expresiones institucionales derivadas, como el gobierno y los elencos que componen su siempre circunstancial dirección. De no obrar esa distinción, confundiéndose, inexorablemente incurrirá en el suicidio.

Por consiguiente, hay actos perdurables de Estado, frente a otros que explican una mera circunstancia. Y ésta, convengamos, puede desembocar en las escenas más ridículas.

La reciente celebración oficial del Día de  la Independencia, no otra que la de su declaración formal un 5 de julio de 1811, diferente la aprobación y suscripción de un acta que mereció otra sesión de los congresistas de entonces, demostró cuán lejos ha llegado el madurato que, por suerte, porque no hay otro motivo distinto a una rifa de la coyuntura, heredó el poder. En lugar de guardar las formas que hacen, representan y justifican al Estado, incurrió en una jornada más de los caprichos y envalentonamientos que tristemente lo emblematizan.

Respecto a los actos oficiales de la fecha, ha debido el Ejecutivo Nacional concurrir a la sesión solemne de la Asamblea Nacional, incluso, desafiándola por mucho que ésta  lo desconozca o diga desconocerlo. O, en su defecto, hacerlo con la tal constituyente, pero ella – en la sesión que ensayó – se hizo con la ausencia de quien funge como presidente o vicepresidente de la República, y la asistencia de apenas un par de ministros: recordemos, el orador de orden – Earle Herrera – decidió asumir la solemnidad de la ocasión en clave humorística y de ratificada adhesión al tal comandante eterno (https://www.youtube.com/watch?v=VTUSpTvM8YE).

Faltando poco, el tradicional desfile militar comenzó con un perfomance muy peculiar, quién sabe por ocurrencia de quién: literalmente, un niño representó a Chávez Frías en diálogo con Bolívar y Miranda, dando una versión tan de camarilla del poder, tan de poco cuño de Estado, que hizo inevitable, además, preguntarnos sobre la protección constitucional y legal existente sobre los niños y adolescentes (https://www.youtube.com/watch?v=2t-UUYVHlTA). No es difícil concluir, está muy claro que no hay ni puede haber, vocación alguna de Estado.

08/07/2018:
http://guayoyoenletras.net/2018/07/08/cual-vocacion-de-estado/

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