domingo, 29 de julio de 2018

A MUCHÍSIMAS CUADRAS DE LA CASA

#ConfesionesDelInsomnio
Emily Avendaño

El día que bajé a Maiquetía la banda sonora de mi cabeza -no me pregunten por qué- era "Me rehúso" de Danny Ocean. Eran las 5:00 am y me acuerdo clarito que lamenté que a esa hora no se viera el mar después de salir del Boquerón II.
Germán me llevaba tomada de la mano, mientras una que otra lagrimita se colaba. Todavía no me iba de Venezuela, pero sí de Caracas. Y como dice Andrés Rojas: "Mi país es Caracas".
Soy afortunada. Llegué a Chile con Visa de Responsabilidad Democrática. Tengo un cuarto con una cama más grande que la que dejé en mi casa y mi propio baño. No duermo en el suelo, y de paso vivo en una zona acomodada de Santiago que, según lo que todos me dicen, es casi que mi boleto inmediato al éxito.
Esta semana debo cobrar parte de mi primer salario. A la semana de llegar acá y estrictamente hablando conseguí empleo el mismo día que salí a buscarlo. En el primer restaurante en el que me atendieron.
Soy ayudante de cocina. Tengo un uniforme y un gorrito. Ya sé qué son las machas y los choritos. Hoy "hice" risotto. Y he aprendido que también soy afortunada por trabajar a tres cuadras de la casa.
Esta semana empiezo de garzona en el día. Tampoco sé por qué pero al llegar acá me dió una especie de frenesí por el trabajo. Vamos a ver cuánto me dura. También aprendí que la ligereza con la que decía en Caracas que quería ser mesera era exactamente eso: una ligereza. Quiero ser periodista, porque soy periodista. Es lo que me define. Es lo que digo en cada entrevista de trabajo a la que voy, así sea para vender paquetes de depilación.
Esto también me enseñó que en Santiago lo que hay es empleo, y para trabajar lo que hay que tener son ganas.
Me siento sola a veces, por no decir siempre (Alguien me dijo el otro día, o lo leí, que la soledad del migrante es una soledad interior). Estoy perdida siempre. Y no he podido salir a conocer Santiago como hubiese querido porque hace frío y soy pichirre (aquí el Metro no es gratis como en Caracas).
Ahorita no puedo dormir. Y de nuevo suena Danny Ocean y "Me rehúso" en mi cabeza. El problema es que esta vez no hay nadie que me tome la mano.

PD: Les debo los cuentos de la cocina.

Fuente:
https://www.facebook.com/emily.avendano88?hc_ref=ARRHubGDAv2sjkRTBLFrAHSgXwYAKtewHuNK4fNk-aRkF8lcXGFCCh2y0INGzZABciI&fref=nf

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