domingo, 8 de julio de 2018

NO DEJARNOS ROBAR LA FE

Evangelio Dominical: Profeta en su tierra
José Martínez de Toda, S.J.

Comentario dialogado sobre el Evangelio que se proclama el 14° Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo B, correspondiente al domingo 8 ju1io de 2018.  La lectura es tomada del Evangelio según San Marcos 6, 1-6

“Nadie es profeta en su tierra”

¿Cómo es posible que Jesús fracasara en Nazaret, su pueblo?

El fracaso es parte de la cruz de Cristo. Y Jesús fracasó varias veces.

Ya aparece al comienzo mismo del Evangelio de S. Juan: “Y los suyos no le recibieron”.

Después, un discípulo elegido por Él, Judas Iscariote, lo vendió por 30 monedas. Pedro negó que lo conociera. Los discípulos lo abandonaron en la Pasión, excepto Juan, que se queda para cuidar y acompañar a María, la Virgen.

 ¿Qué fue lo que le pasó esta vez en Nazaret?

Jesús residía en Cafarnaún, y de allí salía a recorrer las poblaciones vecinas, predicando la Buena Nueva del Reino de Dios, Reino de amor, de paz y justicia. De vez en cuando curaba a algún enfermo. En una de esas correrías llegó a Nazaret, al pueblo donde había pasado la mayor parte de su vida, aunque Él había nacido en Belén.

Durante una visita anterior, su familia “vino para calmarlo: porque decían: “Está fuera de sí”. (Marcos 3, 21).

En esta segunda visita lo tratan un poco mejor. Al menos lo invitan a hablar en la sinagoga. No les queda más remedio: Jesús tiene a sus discípulos con él, y esto le marca como Rabí.

La sinagoga es un centro religioso y social de la comunidad, y la enseñanza es una parte importante del trabajo de la sinagoga.  En una época en la que muchos no pueden leer, oír las escrituras leídas y explicadas en la sinagoga era la mejor manera de aprender sobre su herencia religiosa.

 ¿Cómo reacciona la gente?

La gente está sorprendida por la sabiduría de Jesús y las maravillas que hace. Ven que sabe leer y explicar las Escrituras. Parece que el pueblo responde de manera favorable y está orgulloso de este muchacho del pueblo, que ha llegado a ser tan importante.

Pero algunos comienzan a dudar y comentan entre ellos:

- “¿No es éste el carpintero, hijo de María? ¿De dónde ha sacado esa sabiduría y los milagros que hace?”.

Estaban sorprendidos y admirados sí, pero no creyeron en Él. Los suyos, los de su casa, los de su pueblo, los líderes, no lo recibieron.

Curiosamente en vez de sentir respeto y cariño con quien les habla, sus palabras les ofenden.

 ¿Por qué rechazan a Jesús?

Hay tres posibles explicaciones:

- Primero: la gente se admira de su sabiduría, pero no lo acepta por su origen popular. Piensan que se trata de un muchacho local, que se hace el importante. No pueden creer que Dios se manifieste en lo humilde y lo cotidiano.

- Segundo: saben que Jesús no ha pasado por el entrenamiento formal por el que deben pasar los rabinos.

- Tercero: los escribas que habían venido de Jerusalén, cuando su primera visita, habían esparcido rumores maliciosos sobre Jesús, diciendo “que tenía á Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios” (3:22). Y aquellas acusaciones no se habían olvidado.

Los vecinos de Jesús, por lo tanto, sólo están dispuestos a aceptar que él es simplemente un carpintero nada más.

Nunca ha sido fácil predicar en la misma tierra que nos ha visto crecer.

Con razón, a pesar de estar entre los suyos, Jesús no pudo hacer allí ningún milagro, aparte de poner las manos sobre unos pocos enfermos y sanarlos. Y estaba asombrado porque aquella gente no creía en él.

El fracaso es también parte de nuestra vida desde pequeños, y hace falta mucha madurez y sangre fría para ir superando los sinsabores, que van viniendo, e ir avanzando en la vida.

El fracaso es algo común en la vida: en unos más, en otros menos. En deporte se dice: “Hay que saber perder”.

“Es más difícil destruir un prejuicio, que destruir un átomo” (Alberto Eisntein).

¿Cómo reaccionar ante los fracasos?

El ejemplo de Beethoven.


Una noche, una joven ciega, que vivía en el mismo edificio que él, le dijo, gritando a sus oídos:

- “Daría cualquier cosa por ver la luz de la luna”. Esto lo llevó a componer una de las más hermosas piezas de música de todos los tiempos: “Sonata Claro de Luna”

Beethoven sordo retrató, a través de una hermosa melodía, la belleza de la luz de la luna, para que la “viera” una muchacha ciega.

Años después de superar su angustia, su tristeza y su dolor, vino la incomparable

“Oda de la Alegría” de la Novena Sinfonía, su obra magna. Él dirigió personalmente el estreno de la Novena Sinfonía, en 1824, estando ya completamente sordo...

Pero pudo escuchar el aplauso ruidoso de un público emocionado.

Se dice que “La Oda de la Alegría” expresa la gratitud de Beethoven a la vida y a Dios, por no haberse suicidado.>

¿Aquí en el evangelio se habla de ‘hermanos’ de Jesús. ¿Qué significa eso?

La palabra ‘hermano’ en aquel ambiente podía significar también parientes, primos, etc. En la lengua semita la palabra ‘hermanos’ tiene un sentido más amplio que en nuestra lengua, y puede referirse a la familia extensa e inclusive a todo el pueblo o zona residencial.

Fuente:
https://radioevangelizacion.org/noticia/evangelio-dominical-profeta-su-tierra-0
Cfr.
Isabel Vidal de Tenreiro: http://www.notitarde.com/unos-se-salvan-y-otros-no/
Evanán González: https://www.youtube.com/watch?v=ubl4uyX5jJw

Ilustración: Graham Sutherland.

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