Bye Bye Esequibo
Hermann Alvino
1- La declaración emanada de la 39ª Reunión Ordinaria de la organización CARICOM que agrupa los países de la denominada comunidad caribeña, confirma que la Historia de cada pueblo siempre está presente, para bien o para mal, cuando éste se topa con una bifurcación existencial.
2- En efecto, que CARICOM haya consensuado un documento de apoyo a lo que denominaron “el mantenimiento y la preservación de la soberanía y la integridad territorial de Guyana”, además de ser una bofetada para Venezuela es una confirmación de que ese Caribe, aunque tenga los cuerpos de sus habitantes en dicha región, su alma está en otra parte, donde la Historia los ubicó una vez, y de la cual ni desean, ni pueden salir.
3- Hay que anotar que el ámbito geográfico de CARICOM, por su misma definición de agrupar a los países que se asoman al Caribe, se incluye a Venezuela, la cual, junto con México, Colombia y otros países más, no es miembro de pleno derecho -al menos por ahora, ver en https://en.wikipedia.org/wiki/Caribbean_Community-, sino que está allí como observador. Demás está decir que en la mencionada 39ª Reunión Ordinaria no había presencia venezolana -nuestra diplomacia en el exterior ahora se reduce a organizar malamente unos saraos con motivo de las fiestas patrias, además de seguir en sus mañas contrabandistas de medio pelo dentro del inevitable caos de nuestro servicio exterior, como legado de tanto general y civil inepto al frente de la cancillería.
4- El que todos esos países, en su mayoría islas, más parte del continente como Belice y Surinam -y por supuesto la misma Guyana- se cuadren sin matices en el apoyo a la reclamación de Guyana sobre el Esequibo, puede ser analizado desde puntos de vista muy dispares, pero complementarios. Veamos:
5- En primer lugar estaría la visión a futuro de estos países sobre el desarrollo político y económico global, y en este sentido el no apoyar, o incluso ser neutral, las aspiraciones de una Venezuela comandada por un gobierno ilegítimo que solo traería más inestabilidad e incertidumbre a la región, pues parece de sentido común, más aún cuando Venezuela ya no pinta casi nada como factor geopolítico caribeño, ni como actor petrolero global. El poder que le interesa a CARICOM sigue estando en el Reino Unido, en Francia, en Holanda, en EEUU, y obviamente en China.
En este sentido este CARICOM considera que las riquezas minerales del Esequibo en manos de Guyana compensarían la pérdida de las dádivas venezolanas de las que disfrutaron durante el ciclo de poder de Chávez, y las que ya han dejado de recibir del régimen venezolano.
De manera que apoyar a Guyana sería un acto de conveniencia política, que desde la Ética -valga el término- que indica que un país no debe tener amigos ni socios sino intereses, es impecable.
6- Pero justamente ha sido esa misma Ética la que ha impulsado a los pueblos a masacrarse recíprocamente a través de la Historia, con tal continuidad que cualquier pensador, por más idealista que sea, deberá aceptar que éste es el inevitable abordaje por el cual opta el ser humano cuando se agrupa y acuerpa como sociedad. Así que todos los regalitos de Hugo Chávez a nuestros vecinos, con la expectativa de que éstos se plegaran a su liderazgo y que eventualmente actuaran como aliados de Venezuela en los lances internacionales de interés, fueron un desperdicio cuyo único impacto ha sido habernos hecho más pobres a los venezolanos.
7- A pesar de esa Ética de sustrato oportunista -que repetimos, es una clara manisfestación de la realidad histórica-, no deja de llamar la atención que con esta decisión de CARICOM sus protagonistas hayan olvidado que ese poder global al desean apuntarse como países fue justamente el que hace dos y tres siglos colocó en esas tierras a sus ancestros como esclavos, para que ellos, con su trabajo y sufrimiento consolidaran las bases de ese poder al cual sus descendientes aspiran a ser adoptados, o al menos disfrutar de las migajas que otorga su periferia.
Olvida CARICOM, por ejemplo y sin irnos muy lejos en el tiempo, el escándalo que hace pocas semanas estalló en el Reino Unido por el intento de deportar a muchos caribeños que fueron invitados a vivir allí luego de la Segunda Guerra Mundial a causa de la escasez de mano de obra que aquella tragedia le causó a ese país. Caribeños ya viejos a quienes nunca se le regularizó su estadía, y caribeños de tercera generación, nacidos en el mismo Reino Unido, a quienes el gobierno conservador intentó negarles la nacionalidad británica.
De manera que la bofetada no solo ha sido para Venezuela, sino para sus propios antepasados.
8- Pero esa desmemoria y desprecio por su propio pasado obviamente abarca también todo lo que aquella Venezuela democrática hizo para evitar que el Castrismo se apoderara de esos pueblos caribeños, especialmente durante el gobierno de Luis Herrera Campins, durante el cual los esfuerzos de líderes como Arístides Calvani se desarrollaron a dos bandas, tanto para ayudar a contener el castrismo en las islas como para impulsar el proceso de paz en Centroamérica y ayudar a las democracias suramericanas.
Allí están Saint Lucia, Haití, Belice, Granada, y la misma Jamaica entre otros, como países que han podido evadir lo que habría sido un chavismo anticipado durante los años 80 del siglo pasado, en gran medida gracias a la ayuda material, política y la inquebrantable solidaridad de la Venezuela de entonces, un gesto cuyo costo político interno para aquellos venezolanos clarividentes fue enorme, pero que siempre estuvieron dispuestos a pagarlo a cambio de la libertad de esos pueblos vecinos, cuyos lazos históricos, sufrimientos y mestizaje similar no pueden borrarse con ese indigno documento de CARICOM. Pero así es la Ética de los pueblos, como ya se apuntó antes.
9- Por otra parte, y en justicia, hay que considerar la actitud de la Venezuela rica, la petrolera, o si se quiere, aquella Venezuela saudita, cuyos beneficiarios de la lluvia de dólares que caía sin cesar se iban de vacaciones al Caribe -y a Miami, Nueva York, Londres, Madrid, París, Roma, etc.-, y cuya actitud dejaba mucho que desear, puesto que si bien ese nuevo riquismo ordinarión en la Europa más o menos próspera, y frente a la cual nuestro endógeno siempre ha estado algo acomplejado, allí se contenía, o pasaba relativamente desapercibido con la ordinariez nórdica de las borracheras y múltiples desórdenes urbanos, en el sereno Caribe, esa riqueza inesperada de nuestros paisanos se adobaba con un desdén hacia los nativos que les servían en los grandes hoteles, o en las ventas de recuerdos. Y esas cosas, al menos casi todos ellos, no las han olvidado.
Por eso es que de alguna manera, cuando Chávez entraba en los países del Caribe como elefante en tienda de porcelana, uniformado de militar, con gestos mandones, y con la misma ordinariez endógena mencionada, los isleños lo tomaron con la misma filosofía, esto es, déjalo que escupa por nuestras calles, y que hable grita’o todo lo que quiera, porque al igual que aquellos turistas escandalosos, él también trae dinero, y mucho. Pero a diferencia del desdén del pasado, que después de todo no pedía nada a cambio, salvo el aguantar con paciencia a los visitantes, el de Chávez sí que exigía el voto caribeño en los foros internacionales, esto es, inducía a los isleños a venderse a cambio de petróleo. Y eso, tampoco se olvida.
10- De manera que en esta dialéctica entre dos pueblos, o dos generaciones de gobernantes que de santos no tenían ni tienen nada, tanto por cínicos como por oportunistas, pues no debe extrañar que la, supuestamente en todo el mundo, querida Venezuela en realidad sea despreciada, especialmente cuando está contra la pared.
El Esequibo, por tanto, en estas circunstancias que vive el país, y a pesar de los esfuerzos del Diputado Luis Barragán y de tantos otros patriotas -los de verdad, no los filocubanos que se autodenominan como tales-, probablemente termine perdiéndose, y las razones son diversas:
– Porque la influencia de Venezuela en el ámbito internacional es inexistente, una realidad que ya se perfilaba con el mismo Chávez vivo y en el poder. Ni a Maduro ni a los chavistas les hace caso nadie en el planeta, salvo los acreedores su pago. Mucho menos le harán caso cuando digan que no reconocen la decisión que derivará del contencioso con Guyana.
– Porque nuestras fuerzas armadas dejaron de ser ese instrumento en defensa del territorio para convertirse en una maquinaria de corrupción y contrabando, y por tanto incapaces de siquiera fruncir el ceño frente a cualquier invasión, aunque limitada, de nuestro territorio -Guyana tomó muy buena nota de ello cuando la guerrilla colombiana se apoderó de la frontera colombo venezolana…
– Porque aún otorgándole un poder de fuego y organización del que no disponen nuestras fuerzas armadas, su actuación se vería neutralizada en virtud de la penetración cubana en dicha institución, a sabiendas que la misma Cuba también tiene intereses muy concretos en Guyana y en todo el Caribe. La chulería de la dictadura cubana pues, juega a múltilpes bandas para seguir esquilmando a sus vecinos, y no nos extrañe que por una parte exprima a Venezuela y por otra apoye secretamente las aspiraciones guyanesas, dada la riqueza del territorio en disputa.
Y si el Esequibo llegara a perderse, pues esta Venezuela no podrá recuperarlo ni por las buenas ni por las malas, porque solo una democracia creíble, con dirigentes sólidos capaces de reconfigurar de raíz a nuestras fuerzas armadas, y con respeto en la comunidad internacional, sería capaz de frenar este proceso.
Por tanto, solo queda esperar que la democracia protagonizada por ese perfil de líderes llegue a Venezuela antes del desenlace que supondrá una decisión desfavorable en la Corte que gestiona el caso. Ese cambio, entonces, no solamente supondría iniciar una lenta pero segura recuperación del país, sino que se relaciona directamente con la integridad territorial de una Venezuela convertida en un estado fallido.
Que AD se salga de la MUD, y que dentro de esa organización sigan con sus debates bizantinos, indica la irresponsabilidad con que se están interpretando estos asuntos.
Fuente:
https://vivalapolitica.wordpress.com/2018/07/09/bye-bye-esequibo/
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