1 |
Luis Barragán
Hidrantes, bocas de incendio o grifos de emergencia, cualesquiera sean las denominaciones, escasean en la Venezuela de hoy. Días atrás, por curiosidad, oteamos varias y distintas cuadras de alta densidad poblacional, y apenas distinguimos dos viejas y herrumbrosas piezas - entre la basura y la maleza - de las que no sospechan siquiera de su utilidad, quienes habitan los numerosos y altos edificios aledaños.
Piezas que ostentan una noble y universal historia que remite a los grandes calderos de agua estratégicamente ubicados en ciudades de la antigua China, o a la extraordinaria invención hidráulica de Estados Unidos en el siglo XIX, son capaces también de explicar el desarrollo metropolitano gracias a la libre iniciativa económica. Símbolo de las previsiones necesarias, el sencillo diseño original ha sido difícil de reemplazar por otros que no encuentran el cupo rápido y deseable en el imaginario social.
2 |
Incluso, antes que los hidrantes y los mismos camiones bomberiles que poco sabrán de su ubicación, hemos visto el empleo de las tristemente célebres ballenas para apagar el fuego sobrevenido. De detestable herramienta represiva, ha pasado a cumplir un inadecuado y hasta contraproducente papel de hallarse la unidad blindada en las cercanías del suceso.
3 |
Obviamente, no revelaremos el específico lugar de la toma que algún avispado considerará ilegal, aunque otro la dirá harto constitucional tratándose de un insumo radicalmente básico, alegado el estado de necesidad. En una ocasión, con la cautela del mejor forastero, preguntamos a tres o cinco personas y, apenas, una sola nos informó que se trataba de un “tubote para los bomberos”; y, en otra, logramos tomar una fotografía más o menos subrepticiamente, luego de varios y fallidos intentos.
Ya el problema no estriba en la existencia y localización de los hidrantes, su información y manejo para cualquier vicisitud incendiaria, inquietando y movilizando a las Defensorías del Pueblo de otros países, sino en la indecible urgencia de la Venezuela que nunca pasó por los estragos de un presente que parece eterno. Un país oximorónico, pues, siendo fluvial, falta el agua, como ocurre con la electricidad aun contando con grandes complejos hidroeléctricos, o, peor todavía, un país petrolero en quiebra.
4 |
Fotografías, LB:
1.- En algún lugar de Caracas (24/06/2018). Remodelación de aceras, deja al descubierto un hidrante olvidado.
2.- En algún lugar de Caracas (26/06/2018). Para la toma de agua, se ha utilizado una botella de vidrio o de plástico. Dos días después, imposible de fotografiar, la botella fue sustituida por un tubo de plástico.
3.- Tímido hidrante en la fachada sur del Capitolio Federal (Caracas, 05/07/2015). Sesión solemne. Ese día, despistado como siempre, salir por la puerta central sur en la que todo estaba preparado (tarima de salida, tribuna portátil al frente, formaión militar, etc.), esperando la salida de Nicolás Maduro.
4.- Gráfica tomada de la red: Otro modelo de hidrante, integrado a los inmuebles. Pasan desapaercibidos. ¿Sólo deben conocerlos los bomberos? ¿Estará actualizado el registro de cada uno de ellos en nuestro país y la proporcionalidad con las estructuras y la densidad de la población estable o flotante?
02/07/2018:
http://www.opinionynoticias.com/opinionnacional/33004-barragan-l
No hay comentarios:
Publicar un comentario