lunes, 11 de abril de 2016

MEMORIA DIGITAL



Bytes-pass

Luis Barragán

Impresiona el deterioro y la pérdida del patrimonio documental de familias enteras que, ya muy pocas veces, retienen  las más viejas fotografías de la estirpe. Importa el ascendiente y el descendiente inmediatos, conservar las facturas y certificaciones actuales e indispensables, pero no cargar con viejos y amarillentos papeles que ocupan un espacio físico y obligan al penoso gasto de su preservación, sobre todo cuando ya ni siquiera se saben con exactitud  del nombre de abuelos o bisabuelos.

 En el caso de las personas que tuvieron alguna relevancia pública en el país, no hay mejor notificación que la concedida en los lugares donde se mercadean los libros usados. Poblados por los restos de una biblioteca, cuyas colecciones más importantes se vendieron en otra instancia, a veces se cuelan imágenes y textos que escaparon del cesto de la basura, por importantes que fueren.

Contados son los que desean recibir en herencia el antiguo, grueso y delicado álbum de una iconografía prescindible, cuando – a lo sumo – está la frágil tradición oral que dice solventar – incluso – un problema de identidad. Menos, documentos y hasta objetos que dan testimonio del desempeño de un oficio o profesión del cada vez más remoto familiar de cuyo nombre nadie se acuerda, salvo que el prestigio sirva de credencial para alguna diligencia estrictamente utilitaria.

El asunto nos parece grave al tratarse de personas que, en el pasado, tuvieron importantes responsabilidades públicas y procuraron un archivo personal capaz de orientar a los historiadores, pero que tampoco sus herederos los donan porque no aprecian su importancia o, haciéndolo, no hallan institución capaz de recibirlos. El empleo de una trituradora de documentos ya es un lujo, por lo que los remolinos urbanos también son portadores de la memoria que cuelgan de los camiones municipales o anidan al pie de los árboles de una calle que los convierte en hábito, faltando un modesto cesto.

De una manera u otra, por las urgencias médicas que nos atropellan, tenemos noticias de los costosos y habituales “bypass”, pero no de la posibilidad de un blog gratuito y confiable para acumular esa herencia familiar, antes de desprendernos de toda evidencia física, que sirva a varias generaciones posteriores y no corra el riesgo de la pérdida del dominio por falta de pago. Una operación de “bytes-pass” que ha de aportar a la memoria familiar y la de cualquier tercero interesado, ordenada y centrada, aunque ya son varios los grupos, como el facebookeano Caracas en Retrospectiva, que publica remotas imágenes: so pretexto de la ciudad perdida, ya puede saberse de remotos rostros.
Ilustracion: Vito Acconci.
11/04/2016

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