Bytes-pass
Luis Barragán
Impresiona el deterioro y la
pérdida del patrimonio documental de familias enteras que, ya muy pocas veces,
retienen las más viejas fotografías de
la estirpe. Importa el ascendiente y el descendiente inmediatos, conservar las
facturas y certificaciones actuales e indispensables, pero no cargar con viejos
y amarillentos papeles que ocupan un espacio físico y obligan al penoso gasto
de su preservación, sobre todo cuando ya ni siquiera se saben con
exactitud del nombre de abuelos o
bisabuelos.
En el caso de las personas que tuvieron alguna
relevancia pública en el país, no hay mejor notificación que la concedida en
los lugares donde se mercadean los libros usados. Poblados por los restos de
una biblioteca, cuyas colecciones más importantes se vendieron en otra
instancia, a veces se cuelan imágenes y textos que escaparon del cesto de la
basura, por importantes que fueren.
Contados son los que desean
recibir en herencia el antiguo, grueso y delicado álbum de una iconografía
prescindible, cuando – a lo sumo – está la frágil tradición oral que dice
solventar – incluso – un problema de identidad. Menos, documentos y hasta
objetos que dan testimonio del desempeño de un oficio o profesión del cada vez
más remoto familiar de cuyo nombre nadie se acuerda, salvo que el prestigio
sirva de credencial para alguna diligencia estrictamente utilitaria.
El asunto nos parece grave al
tratarse de personas que, en el pasado, tuvieron importantes responsabilidades
públicas y procuraron un archivo personal capaz de orientar a los
historiadores, pero que tampoco sus herederos los donan porque no aprecian su
importancia o, haciéndolo, no hallan institución capaz de recibirlos. El empleo
de una trituradora de documentos ya es un lujo, por lo que los remolinos
urbanos también son portadores de la memoria que cuelgan de los camiones
municipales o anidan al pie de los árboles de una calle que los convierte en
hábito, faltando un modesto cesto.
De una manera u otra, por las
urgencias médicas que nos atropellan, tenemos noticias de los costosos y
habituales “bypass”, pero no de la posibilidad de un blog gratuito y confiable
para acumular esa herencia familiar, antes de desprendernos de toda evidencia
física, que sirva a varias generaciones posteriores y no corra el riesgo de la
pérdida del dominio por falta de pago. Una operación de “bytes-pass” que ha de
aportar a la memoria familiar y la de cualquier tercero interesado, ordenada y
centrada, aunque ya son varios los grupos, como el facebookeano Caracas en
Retrospectiva, que publica remotas imágenes: so pretexto de la ciudad perdida,
ya puede saberse de remotos rostros.
Ilustracion: Vito Acconci.
11/04/2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario