lunes, 30 de marzo de 2020

UN POCO MÁS DE SOBRIEDAD

De un frustrado asalto digital
Luis Barragán

Personalmente reducidos a esta otra experiencia de la supervivencia, la consabida cuarentena celebra a las redes sociales como uno de los ventanales más necesarios y confiables.  Presumimos antes un cierto estallido anárquico en la mensajería digital por varios días, incluyendo a los laboratorios que también la explica, pero hemos notado una tendencia más o menos estable hacia la sindéresis y responsabilidad.

Terreno igualmente propicio para lo pusilánime, por lo menos, hasta nuevo aviso, atestiguamos el frustrado asalto de aquellos que procuran escandalizarlas con la gratuidad absoluta de una opinión ligera, irresponsable y, en definitiva, cambiante o camaleónica, como ocurre con toda improvisación que alguna cotización política alcanza. Las redes tienden a responder a una situación serísima no sólo por la tragedia coronaria, sino por el contexto de una dictadura antisanitaria que intenta militarizarla en vano. 

Suele ocurrir, la hazaña de  un beisbolista, el descubrimiento de alguna vacuna novedosa o el triunfo imprevisto de un actor de cine, convierte a muchos en sobrevenidos y consumados expertos del deporte, la ciencia o el espectáculo, por siempre, deseosos de copar todos los espacios de opinión. Sentimos que está limitado el síndrome en cuestión en los días que corren, con las excepciones del caso, a través de las distintas aplicaciones informáticas de uso frecuente, sobretodo en la telefonía móvil celular.

A riesgo de equivocarnos, apreciamos una relativa depuración del intercambio que está atado a la precariedad de una conexión que angustia a la usurpación. Empero, ella no se decide a colapsarla, cancelarla o sabotearla definitivamente,  porque perdería el contacto mismo con sus propios seguidores, preferiblemente armados, por minoritarios que fuesen. 

Se ha incrementado el número de denuncias fundadas, a pesar de la persecución y represión del régimen que cree resolver todo con la detención de un periodista, un dirigente  social o político, un ciudadano común. Y, permítannos observarlo, alcanzan una mayor audiencia las posturas políticamente sobrias, como las de María Corina Machado, Vente Venezuela y la Fracción Parlamentaria 16 de Julio.

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