De la gripe española a la peste china
Luis Barragán
Cierto, la humanidad ha pasado por incontables pestes, plagas y pestilencias superadas a la postre, como refirió días atrás Vargas Llosa, apuntando a la aparición y superación del sida, entre otras enfermedades, por ejemplo. No obstante, por la universalidad, prontitud y simultaneidad, las consecuencias del coronavirus no deben subestimarse, sobre todo en países otrora potencias petroleras, como el nuestro, ahora literalmente quebrados.
Contamos con una importante – aunque insuficiente – historiografía en Venezuela sobre una materia no tan olvidada, gracias a los brotes que la (auto) censura impide actualmente conocer y jerarquizar, en un insólito regreso al más remoto pasado. Oportunos, Luis Heraclio Medina Canelón y Luis Altez, recientemente, aportan sobre el impacto y las consecuencias de la llamada gripe española en la Venezuela de 1918-19 que, inevitable, suscita la comparación con lo que ya acaece respecto al coronvirus.
Negada la influenza por la dictadura, la una completó los estragos causados por la otra. Antaño, la inimaginable calamidad sanitaria venezolana dio alcance a un hijo de Juan Vicente Gómez; hogaño tarde o temprano se sabrá con tristes exactitudes de la otra inimaginable calamidad que recibe al Covid-19.
Paradójicamente, hasta el momento, no alcanzando la cuarentena para hacer todo lo deseable, emerge de la remoción de papeles en casa un par de piezas reveladoras que estaban olvidadas: la una, un ejemplar del Boletín de la Fundación para el Rescate del Acervo Documental Venezolano (FUNRES), meritorísima entidad extinguida con el socialismo, dedicado a la situación política del país hacia 1918 (Caracas, nrs. 12-13 de 1992), el cual da cuenta de la nada aplacada lucha contra un régimen de espléndidos y obscuros negocios, cuando todavía no se sabía de la importancia decisiva de la batalla de Ciudad Bolívar de 1903. La otra, los apuntes definitivos de Arturo Uslar Pietri para sus discípulos (“Sumario de economía venezolana para alivio de estudiantes”, CED, Caracas, 1945), constatando los más bajos porcentajes de crecimiento vegetativo de la población entre 1905 y 1915, en todo en siglo (1840-1940), o la tardanza de los beneficios de la producción y exportación del petróleo que apenas despegaba entre 1921 y 1922.
En la actualidad, no existe información oficial alguna, cuya publicidad ordena la propia Constitución de 1999, conociéndose por fuentes alternas, internacionales y confiables, el descenso de la producción diaria de hidrocarburos y la hemiplejia de los precios que ya están por debajo de los costos de producción, ignoradas las más elementales estadísticas en torno a la población ahora expuesta al coronavirus. Y, a pesar de los errores y demás entuertos, el persistente rechazo y oposición a un régimen, cuyos prohombres han sido sancionados más allá de las fronteras por motivos nada baladíes. Valga la coletilla de indignación, en tiempos de cuarentena, proveniente de un fiestón playero, el presunto hijo de Motta Domínguez fue herido de bala en el curso de otra fiesta.
Cfr.
http://lbarragan.blogspot.com/2020/03/de-una-otra-pandemia.html
http://lbarragan.blogspot.com/2020/03/la-otra-peste_18.html
24/03/2020:
https://caraotadigital.org/opinion-1/de-la-gripe-espanola-a-la-peste-china
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