martes, 10 de marzo de 2020

UN NEGOCIO SOBRE RUEDAS

De una ráfaga cauchera
Luis Barragán

Consabido, no hay recursos para las más elementales importaciones en Venezuela de alimentos y medicamentos, sumergidos en una catástrofe humanitaria.  Algunos rubros logran colarse, ratificando los niveles de supervivencia, pero no asistimos a cambio alguno en la dinámica impuesta por el régimen. No obstante, se evidencia otro fenómeno que refuerza una indeseable anomalía.

Un buen día, años atrás, por ejemplo, el país supo de las masivas e instantáneas importaciones de motocicletas que, además, apuntaron a un iluso florecimiento comercial con la aparición de sendos locales de concesionarios por doquier. A la vuelta de la esquina, los vehículos de dudosa calidad no llegaron más y la realidad  retomó su curso.

Ahora, repentinamente, la ráfaga corresponde a los cauchos y, en cualesquiera lugares, aparece la oferta muy bien dolarizada. Incluso, lo hemos visto, ha generado la antes impensable buhonería del producto que requiere de un espacio y de un aparato mecánico – mínimos – para la operación comercial y de colocación de las ruedas.

Obviamente, el negocio ha de estar asociado a algunos prohombres del régimen que abren un mercado, por precario que sea, a marcas desconocidas, quemadas inmensas cantidades de divisas en un tarea de oportunidad, creadora de empleos  precarios y, faltando poco, buhonerizable, que sólo espera por otro producto para inundar, mas nunca abaratar, sus ofrecimientos.

Únicamente visto, muy pocos saben del origen y desarrollo de una operación nada baladí, porque ha movido un poco más el tráfico inmobiliario y el de los implementos necesarios.  De la irracionalidad económica y social, tratamos.

Fotografía: Cauchera improvisada, cerca de RCTV (Caracas, 04/03/2020).

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