Ramón Alberto Rivero Blanco
1918, fue un año especialmente nefasto para la ciudad de Caracas. El sistema de aguas negras y blancas, inexistente por el inconcebible truncamiento del proyecto de 1912, convertía aquella pastoril capital, posiblemente en la más insalubre de América del Sur.
Años atrás, durante el gobierno de Rojas Paúl (1889), de la Parroquia Altagracia, se segregó una nueva, que se llamaría La Pastora.
Existía desde los tiempos de piratas y bucaneros que dieron cuenta de ella en el siglo XVI.
A las pandemias en general, se les coloca un nombre alusivo al posible origen. No se sabe cómo, pero desde la Guaira invadió al resto del país la llamada “Gripe Española”. Ésta produjo en el mundo más muertes que las habidas en la Primera Guerra Mundial. Caracas, Los Valles del Tuy, La Guaira, Maracaibo y Miranda fueron los lugares más afectados.
Las ironías de la vida, el Gobierno negaba la existencia de peste, pero ésta había tomado la vida del hijo predilecto de Juan Vicente Gómez.
Los señores Carlos Rivero y Micaela Núñez vivían en la Pastora. Eran una pareja consolidada en quince años de matrimonio. Tuvieron cinco hijos: Carolina, Antonia María, Carlos Ramón, Luis Alberto y la menor, Luisa Teresa, nacida en 1916. Micaela en su primer matrimonio tuvo a Bertha Elisa Delgado Núñez, quien vivía al cuidado de sus abuelos paternos.
En 1919, Bertha cumplía 18, Luisa Carolina 13, Antonia María cumplía 12, Carlos Ramón 9, Luis Alberto 6, y Luisa Teresa, 3 años.
Como todas las familias, sobrevivían del esfuerzo paterno.
Algo las distinguía, el inmenso amor que Carlos y Micaela derramaban hacia su progenie. En aquel mundo de remiendos y apuros, crecían con la seguridad y el empuje juvenil que mira hacia adelante.
La muerte convertida en peste, en pocos días encerró en cama a los esposos Rivero Núñez y a sus pequeños Luisa Carolina y Luis Alberto. No hubo tiempo para más, murieron. Pero en los cortos días que mediaron desde el contagio a la fase final del virus, la amorosa pareja sufrió la peor pesadilla que puede atormentar a los padres en el lecho de muerte: dos hijos agonizando y la dramática incertidumbre de dejar deudos de corta edad, y sin ningún género de protección...”
Fragmento de la biografía del CN Ramón Rivero Núñez, escrita por el historiador CN Jairo Bracho Palma en 2011 para el libro “Hombres de Hierro” publicado por la Armada de Venezuela...
Fuente:
https://www.facebook.com/ramon.riveroblanco?__tn__=%2Cd-R-R&eid=ARDypy2gZVBSkkqk7sWZa1BvN8F6PO8-tFg0TQ2UK6VElUzJ3ywO33AJNq_kaSLSNi7OH4X4o3qep5KV
Reproducciones:
1.- Carlos Rivero, mi abuelo paterno, fallecido en el 1918, junto a su esposa y sus hijos Luisa Carolina y Luis Alberto.
2.- Carlos Ramón Rivero y sus hermana Luisa y Antonia que junto Bertha, sobrevivieron a la pandemia...
3.- La muerte de Alí Gómez.
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