Siul Nagarrab
Presente en otras redes, ya me acostumbré a sintonizar por instantes la cuenta @Vzlasinfonica en Instagram. Entre los miles de motivos, personales, familiares y políticos de las personas que tengo en mi lista de amigos, sobresale esa bocanada de oxígeno musical.
Unas veces, el rigor de la música académica y, otras, los resplandores de la música popular. No suele extenderse mucho la muestra, pero es suficiente para deleitar el rato de un chequeo del móvil celular y, tomando nota, llegar a casa, chequear con calma el correo y ubicar al artista sugerido para escucharlo completo antes de dormir.
Directores y compositores venezolanos, alternan con los internacionalmente conocidos. De la interpretación sinfónica de una mañana, puede pasar a un estribillo jazzístico más tarde, como ocurre con un pasaje folklórico o una ochentosa melodía pop (la década se nota en los bytes).
Nombres conocidos y desconocidos, niños y muchachos, adultos o muy adultos, destacan. Nos enteramos un exitoso joven venezolano que empuña la batuta en Australia, despliega el arco más allá o más acá, familiarizándonos con el nombre.
Esta cuenta en particular, se nos antoja parecida a un día de la AM o FM de antes, con sus muy sobrios espacios programados por la Radio Nacional o la Emisora Cultural de Caracas. ¿Cuántas veces no pasábamos a retirar por Don Disco, el folleto de la 97.7 FM que ofrecía estrictamente de todo, como Vzlasinfonica?
Luego, no todo fue malo y tan malo en la Venezuela petrolera. Y no todo lo será en la que nos espera, confiando en las nuevas generaciones de artistas que, con toda certeza, sabrán expresar estos tiempos aciagos y responder por los otros que históricamente esperan.
Por mucho que trabajemos y busquemos trabajo, resultan indispensables los momentos de recreación. Digo, he inventado los propios, porque ya la televisión aburre, por satelital que fuese, aunque está en veremos el asuntico de las tarifas, y apelamos a las redes, cuando hay señal.
Una vez, hice caso de la recomendación de Andrés Levell, compositor venezolano que me impresionó, ratificando esa impresión al chequear los videos disponibles a cielo abierto. Otra vez, me causó gracia esa ochentosa recomendación y, exclusiva respuesta de la que nunca se enteraron los cuentadantes de la emisora instragramiana, derivé en el rock británico de los setenta para reivindicar a Los Who, indagar la etapa en la que se hicieron transgresores, frente a las veleidades de Los Beatles o de Los Rolling Stones.
Una cuenta internetiana que, sin ser emisora radial, hace sus veces. Una programación que, a lo sumo, se despliega en un minuto, pero marca las pautas para la personal recreación nocturna.
Reproducción: Fotografía de Edgar Anzola, “Caracas 1939”. Revista Nacional de Cultura, Caracas, nr. 3 de enero de 1939.
23/09/2018:
http://www.opinionynoticias.com/opinioncultura/33518-nagarrab-s
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