domingo, 30 de septiembre de 2018

AVISOS

1.- EL PATRIOTA, Caracas, 1852:  Apropiada vivienda para la familia y también para la soledad. El Dr. Michelena también da cuenta de una pedrera. Quizá el escritorio debía aprovechar cualquier diligencia de bienes raíces que, demás, acarreaba la redacción de los documentos correspondientes. La Venezuela feudal de entonces, posiblemente tenía muy delimitado el litigio civil y mercantil, en algo próspero el penal. Por supuesto, no hubo el celebérrimo 185-A del CC, el choque de vehículos o la Inspectoría del Trabajo para que el letrado, aún el práctico al que le bastaba el título de bachiller en las pocas ciudades que podían reputarse de tales, saliera de apuros. Entre las esquinas de Trapozos (SIC) y Colon (SIC), era la cosa.

2.- EL NACIONAL, Caracas, 1948: Faltaba alrededor de diez años para la primera Ley de Propiedad Horizontal y dos décadas adicionales para el auge en el ramo, incluyendo el subsidio del Estado a la banca hipotecaria. Puede decirse que, más o menos, todo el mundo vivía alquilado por entonces. Por lujoso que fuese, el canon de arrendamiento no sería muy alto, pues, suponemos, La Castellana estaba lejos del centro caraqueño, motor comercial y ministerial de la urbe en crecimiento. Y nada mejor se le ocurrió a Johnny Alex que ofrecer el mobiliario. El negocio ideal, pues, al fin y al cabo, lo presumimos, lo caro fueron los muebles. Nos preguntamos si todavía existirá el edificio Coromoto.

Además, un piso siete, por entonces, era alto. Nada fácil encaramarse en un apartamento bien distante del suelo. Por esos días, si mal no recordamos, con un número de pisos aproximado, estaba inaugurándose la torre Phelps en la avenida Urdaneta.

3.- EL  UNIVERSAL, Caracas, 1937:  Suponemos que la Plaza del Municipal se ubicaba exactamente a la entrada del teatro y que la oferta gastronómica era algo generosa. Ahora bien, botiquin y botillería, los creemos dos renglones distintos.  El uno, un armario contentivo de implementos médicos o farmacéuticos, con el tiempo se hizo sinónimo de un expendio de licores. Quizá, en el botiquín, estaban las bebidas de fabricación casera, de alambiques o cosas parecidas, mientras que la botillería versaba sobre el líquido industrializado, el envasado en serie. La otras curiosidades, queda pendiente averiguar sobre el menú y sus costos, además de la comida para llevar, cercano el negocio al moderno "delivery".

4.- DIARIO DE AVISOS, Caracas, 1851: El señor Splieth, apelando a un buen método, promete a los seis meses convertir al interesado en traductor y, al año, en hablante del alemán. A las familias germanas, sólo cabe el perfeccionamiento. Pablo Acosta (¿abuelo o padre del Ortíz médico que se hizo célebre en el siglo siguiente?), remite el  asunto al mercado, porque el precio a convenir (a pesar de la disyuntiva "y"), ha de tener en cuenta la hora, como la pericia de quien le toca enseñar a los jóvenes.

La curiosidad, esta vez, nos lleva sobre el número de pobladores alemanes y, legación aparte, los suponemos ligados a los intereses de las casas que operaban con el café en el lejanísimo Táchira, u otros rubros, como el de la importación de las cosas que interesaban a los más citadinos.  En todo caso, acá se enseñaba también el alemán, pero Guzmán Blanco, en proceso de formación, deliraba por el francés.

5.- EL CONSTITUCIONAL, Caracas, 1902: Igual vale, en casa venezolana o extranjera, solicita alquilar una dependencia o departamento, aunque nada de vecindario. A lo mejor, cual lobo estepario de Hesse. De la departamentalización, pasamos a los apartamientos que luego se hicieron apartamentos, como espacios que ya no explican una casa o una gran casa, sino varias casas en un mismo edificio. La "situación central", no es otra cosa que la ubicación, aunque esta aparente perogrullada, hacia 1902, camino al bloqueo y a los conflictos que faltaban en la era de El Cabito, hoy remitiría a la interesada cercanía al centro de los acontecimientos. GPS diferentes, por lo visto. Bastará "G.B." en el sobre a entregar en la avenida sur. Suponemos que, ahora, admitirá el solicitante, un correo electrónico.

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