domingo, 4 de diciembre de 2016

ALGO MÁS QUE UN JUEGO

EL MUNDO, Barcelona.
 EDITORIAL
El fin de las FARC es incompatible con la impunidad
Mauricio González
06/11/2016

El rechazo de los colombianos al acuerdo de paz que firmaron el presidente Juan Manuel Santos y los cabecillas de las FARC fue, además de un hecho inesperado para la comunidad internacional, un triunfo político de Álvaro Uribe. Un 50,2% de los 13 millones de colombianos que acudieron a votar en la consulta del 3 de octubre rechazó los términos del plan que busca cerrar un conflicto -el más largo de Latinoamérica- que ha segado la vida de 225.000 personas y ha provocado 45.000 desaparecidos y más de seis millones de desplazados. Uribe, pese a no disponer de los medios propagandísticos al alcance del Gobierno, no dudó en liderar la campaña del no a un acuerdo que para los colombianos suponía pagar un precio demasiado elevado por la paz.
Desde entonces, el ex mandatario colombiano ha exhibido un talante conciliador que invita a proseguir con el diálogo para materializar el ocaso de la narcoguerrilla. En la entrevista exclusiva que hoy publica EL MUNDO, Uribe puntualiza con acierto que las FARC comenzaron como una guerrilla marxista-leninista y han acabado en el narcotráfico hasta ser el mayor cártel de cocaína del mundo. En todo caso, la clave que explica por qué los colombianos rehusaron el plan auspiciado por Santos es la impunidad. "Si las FARC obtienen un premio, otros verán en el narcotráfico y el terrorismo un incentivo", apostilla Uribe.
Las FARC constituyen una organización criminal responsable del secuestro de más de 11.700 niños y la violación de 6.800 mujeres a lo largo de medio siglo de actividad terrorista. Este periódico ha defendido en todo momento la necesidad de dar respuesta a la voluntad de paz de los colombianos. Pero no puede hacerse a cualquier precio. El mecanismo especial de justicia que contemplaba el pacto tumbado en el referéndum puede calificarse de excesivamente laxo para los execrables crímenes cometidos por las FARC. Es verdad que los guerrilleros se enfrentaban a penas de 20 años de cárcel. Sin embargo, quienes admitieran su responsabilidad hubieran redimido su condena con labores sociales, evitando así su ingreso en prisión. Otra concesión que siempre hemos juzgado excesiva estriba en reservar a las FARC reconvertidas en movimiento político hasta 10 escaños fijos en las dos Cámaras del Congreso hasta 2022.
Santos ha asegurado en más de una ocasión que la paz en Colombia no es compatible con una "justicia perfecta". En realidad, lo que resulta incompatible con el fin de esta guerra es la impunidad de quienes asesinaron, secuestraron, chantajearon y extorsionaron en nombre del Estado paralelo en que se han convertido las FARC.Por tanto, no basta con el perdón entonado por sus portavoces, ni tampoco escudarse en el subterfugio de que el fin de la violencia requiere concesiones que nunca serán tan perniciosas como la continuación del conflicto armado.
El presidente colombiano no tenía la obligación legal de convocar un referéndum para ratificar la hoja de ruta que rubricó con Rodrigo Londoño, Timoshenko, y el resto de jefes de las FARC. Si lo hizo es porque estaba convencido de que iba a ser refrendada, máxime después de rebajar el umbral mínimo de participación al 13% y de resumir en una simple pregunta un documento de 297 páginas. Tras el fracaso de sus planes, Bogotá debe aprovechar que las FARC han decidido respetar el alto el fuego para renegociar el acuerdo y endurecer las condiciones para los terroristas -especialmente para quienes tienen a sus espaldas delitos de sangre-, además de fijar unos requisitos severos a la hora de habilitar el acceso de las FARC a la política. La memoria de las víctimas tiene que estar muy presente a la hora de alcanzar la paz en Colombia en una nueva oportunidad que, cabe esperar, sea la definitiva.

Fuente:
http://www.elmundo.es/opinion/2016/11/06/581e253eca47416b3d8b4621.html?cid=MNOT23801&s_kw=el_fin_de_las_farc_es_incompatible_con_la_impunidad
Ilustración: Ciertamente, no es motivo de alegría la consabida tragedia del Chapecoense, en Medellín. Sin embargo, traemos acá la ilustración por su virtuosismo e ingenio al rendir tributo al equipo de fútbol que pasó a la eternidad cerca de Medellín. Elaborada o no, con un programa informático, la creemos una estupenda pieza y homenaje que El Mundo de Barcelona rinde: http://www.elmundo.es/opinion/2016/12/04/5842f0bc46163f96368b45bb.html

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