EL NACIONAL, Caracas, 6 de Octubre de 2001
Perder el juicio
Jesus Sanoja Hernández
Cuando “en una
caliginosa tarde de verano washingtoniana”, en el hotel Statler, Betancourt y
Leoni le plantearon a Diógenes Escalante la necesidad de su candidatura
presidencial, con el fin de evitar una insurrección cívico–militar (en la que,
por cierto, esos adecos ya estaban metidos), nuestro embajador en Estados
Unidos lucía absolutamente cuerdo. Veterano de las filas del “civilismo”
gomecista, desde director de El Nuevo Diario hasta representante diplomático en
Europa, Escalante fue recibido en Maiquetía por una multitud entusiasta. Jamás
había bajado hasta el aeropuerto tal cantidad de automóviles.
El apoyo a Escalante habría sido unánime si en él hubiese
figurado el lopecismo, ya contagiado por la posibilidad de la vuelta del
general de Queniquea a Miraflores. Pero he aquí que de pronto, desde el Hotel
Ávila, la noticia voló dejando desconcertado al país: “Escalante se volvió
loco”. Y el mismísimo Gallegos, quien había respaldado la candidatura, no alcanzaba
a creerlo. Declaró que todo se trataba de una maniobra o algo parecido.
El poder, la posibilidad de lograrlo y a veces de retenerlo,
perturba la mente y desata tempestades emocionales, y si al muy sereno y
diplomático Escalante le sucedió lo primero, a otros, como Bucaram en el
Ecuador, le acaeció lo segundo. Desde luego, hay otros ejemplos de mayor
jerarquía y proporción, como el del ex socialista y luego fascista Mussolini o
el del cabo y ex conspirador de cervecería Adolfo Hitler.
Para administrar el poder, sobre todo en países con alta
conflictividad social y excesiva prehistoria cuartelaria o caudillesca, se
necesita, al lado de la habilidad personal y de los recursos aliancistas (caso
Betancourt y Punto Fijo en Venezuela), experiencia, sentido de la oportunidad
en el ataque y el contraataque, además del respaldo de partidos con filiación
doctrinaria y arraigo organizativo. Gobernar no es tarea de un solo hombre en
los tiempos actuales. La figura del César necesario y del caudillo providencial
es etapa cerrada en Venezuela, donde proliferan, no sólo las centrales y
federaciones, tanto de trabajadores como de empresarios, sino también, como
novedad, las ONG.
Que el presidente Chávez no haya entendido la encrucijada
que lo llevó a Miraflores y suponga que enterrar a la IV República (cuyas
bacterias, por cierto, contaminan al cuerpo de la V) es algo tan fácil como
soplar botellas, lo hace víctima de si mismo. Por ese camino no logrará nada.
Necesita un campo de aliados creciente y no decreciente, un programa creíble,
ajustado a las realidades, y un modo de conducir diferente a la verticalidad
que priva en los cuarteles. Pero con interminables cadenas, desbocados
discursos, desordenados mensajes, vehementes cargos a la oposición,
contradictorios proyectos, desahogos emocionales y vigencia de ese extraño
Estado de Derecho que se rige por la ley de ordeno y mando”, no pasará
precisamente a la historia, como él ingenuamente imagina, mezclando verborrea
con candor, recuerdos familiares y amor al terruño con deseos de liderazgo
continental y viejas retóricas que tienen tanto de pasión multipolar como de
fórmula de escape.
El Gobierno no es un juguete sino un compromiso. El Gobierno
no es una persona sino un equipo. El Gobierno no es algo que ejerce un speaker
o un narrador deportivo. El gobierno no es un proyecto al que sucede otro
proyecto, a su vez sucedido por un tercer proyecto, ninguno de ellos cumplido,
sino una proposición formal y acatada. Eso fue lo que logró consolidar a la
“democracia representativa”. El pacto de Punto Fijo ciertamente no tiene
vigencia, pero la tuvo tanto que duró, con desprendimientos y realineaciones,
cuarenta años.
A Escalante lo trastornó el poder antes de ejercerlo. Quiera
Dios que a otro no lo trastorne el poder al querer ejercerlo hasta el 2012,
sumando un enemigo cada día y restando un aliado cada año. Quiera Dios o, como
lo dijo él cierta vez en árabe castellanizado. ¡Ojalá!
Reproducción: Diógenes Escalante, Caracciolo Parra Pérez y César Zumeta, asisitirán
como representantes del Gobierno y de la Patria (SIC) a la 8va.
Conferencia de la Sociedad de Naciones, contando con Oscar Aguilar como
secretario de la delegación. . Billiken, Caracas, 06/05/1927
NOTA LB: No tenemos a la mano la entrevista que Jorge
Olavarría le realizara a Betancourt para la revista Resumen, ni el segundo
libro libro de Jorge Valera sobre los sucesos de 1945, donde – si no recordamos
mal – hay un más extenso relato de la vsita a Washington y la entrevista que
hubo en el hotel Statler con Diógenes
Escalante. Creemos que se trató de una delegación adeca que, además, la
conformaba Raúl Leoni y Julio Pocaterra, quien financió el viaje.
Carlos Alarico Gómez, en "El poder andino: de Cipriano
Castro a Medina Angarita" (que se encuentra en la red), comenta:
Betancourt le aseguró a Escalante - en el hotel Statler de Washington - que, de
resultar electo, el mismo día de su llegada a Miraflores podrá cambiar todos
los mandos militares y que contará no sólo con el apoyo de AD, sino de la joven
oficialidad. El tachirense se comprometió a a convocar las elecciones generales
a través del voto universal, directo y secreto, en un plazo no mayor de dos
años. Regresa a Venezuela el 17 de agosto de 1945, metiéndose de lleno en su
campaña. El tubazo de la enfermedad, lo da El Nacional. por cierto, también la
delegación de AD se había reunido en Estados Unidos con con autoridades del
Departamento de Estado y Nelson Rockefeller: "No se sabe os acuerdos a que
llegaron, pero son fáciles de imaginar, dado lo acontecido a partir de entonces
y que ya es historia" (238): http://books.google.co.ve/books?id=y97Rn0wo-rMC&printsec=frontcover&dq=Carlos+Alarico+Gomez+El+poder+andino+libro&hl=es&sa=X&ei=8VgLVOrxJfTbsASixYLAAg&ved=0CBwQ6AEwAA#v=onepage&q=Carlos%20Alarico%20Gomez%20El%20poder%20andino%20libro&f=false
gouranganatha108
ResponderEliminarPreciosa información que orienta derroteros necesarios para la comprensión política de la sociedad venezolana. Me interesaría colaborar en SEMINARIO PERMANENTE DE INVESTIGACIÓN HISTÓRICA. Dejo mi correo en la esperanza de alguna confirmación. Con mi gratitud. rubinhernan@gmail.com
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