EL NACIONAL - DOMINGO 24 DE SEPTIEMBRE DE 2000 / SIETE DIAS
El camino estaba abierto antes de fundar la OPEP
Pérez Alfonzo inició la defensa de los precios del petróleo
Su participación en la Junta Revolucionaria de Gobierno y en
el mandato constitucional de Rómulo Betancourt se caracterizó por una defensa a
ultranza de lo que consideró el interés nacional, especialmente de nuestra
principal riqueza
Hugo Prieto
A una de las pocas cosas a las que no renunció el liderazgo
político en gran parte de este siglo fue a la nacionalización del petróleo. El
acto que se celebró al pie del pozo Zumaque 1 (1° de enero de 1976) fue un
lance teatral para satisfacer el protagonismo histórico del entonces
presidente, Carlos Andrés Pérez. La nacionalización del petróleo ya era un
hecho consumado que, sin embargo, exigía un acto protocolar.
La ley de reversión petrolera, aprobada durante el primer
gobierno de Rafael Caldera, allanó el camino de la nacionalización al dejar
exhaustas a las empresas concesionarias. Alvaro Silva Calderón, un viejo amigo
de Juan Pablo Pérez Alfonzo, fue quien promovió esa iniciativa legal, a finales
de los años 60. No fue una tarea sencilla, porque las dudas y una sorda
resistencia era la atmósfera que se respiraba entonces en el desaparecido
Congreso de la República.
Silva Calderón, que había desertado de Acción Democrática en
la división que encabezó Luis Beltrán Prieto Figueroa, le pidió a Pérez Alfonzo
que se pronunciara públicamente en favor de la ley. "El conocía el
proyecto y también la indecisión que había entre algunos diputados de AD y
Copei".
Hubo un pronunciamiento, a través de opiniones emitidas en
los jardines de la quinta Camurana, el cuartel general de Pérez Alfonzo en Los
Chorros, y la ley, que dejaba "secas" a las compañías
transnacionales, fue promulgada por el Congreso Nacional. "De esta manera
se evitó la transferencia o venta de activos petroleros", dijo Silva Calderón.
"Fue el último intento que hicieron las concesionarias para defender sus
intereses en Venezuela".
Se cerraba una era y se iniciaba otra. Las fortalezas y
debilidades asociadas a este hecho, siguen pautando la agenda petrolera del
país. Las compañías petroleras abandonaron el país ante la imposibilidad
siquiera de plantear las mínimas condiciones para hacer un negocio, mientras
que la dirigencia política del país tenía entre manos la posibilidad de decidir
a ciencia cierta y sin presiones de cualquier índole, lo que convenía a los
intereses nacionales en materia petrolera.
Las concesiones otorgadas, primero por la dictadura de Juan
Vicente Gómez y luego por la de Marcos Pérez Jiménez; las episódicas
intervenciones de empresas concesionarias -muchas de ellas non sanctas- en coyunturas
de la vida institucional y el destino del país, propiciaron su exclusión del
negocio petrolero y abrieron un paréntesis que sirvió luego para retomar
acuerdos comerciales y un acercamiento bajo el paraguas de la apertura
petrolera. El actual gobierno se encargó de "congelar" ese proceso,
en un lance político que tendrá consecuencias económicas, aún por vislumbrarse.
La pregunta sigue abierta: ¿le conviene a Venezuela profundizar los negocios
con empresas estadounidenses y europeas?
El fifty-fifty
Luego de apoyar la ley de reversión petrolera, Pérez Alfonzo
se reunió en su "cuartel general" con personajes de la más variopinta
ideología que había en Venezuela. "No era un hombre de partido o de
organizaciones", dijo uno de sus amigos, José Antonio Giacopini Zárraga.
"Su forma de trato era hasta seca". Nunca apoyó el error histórico
que cometió la izquierda en Venezuela cuando subió al monte para librar una
guerra de guerrillas. Pero eso no le impidió escribir a dos manos El desastre,
junto a Domingo Alberto Rangel, enemigo acérrimo de su amigo, Rómulo
Betancourt. "Pérez Alfonzo estaba muy lejos de ser un hombre
dogmático", afirmó Silva Calderón. Se había convertido, sin proponérselo,
en una suerte de chamán.
La postura de Pérez Alfonzo en materia petrolera fue siempre
contraria a la entrega de concesiones y a las propias empresas transnacionales.
En la época del trienio (1945-1948), cuando ocupó el cargo de ministro de
Fomento, promovió cuatro resoluciones que causaron un auténtico terremoto en el
mundo petrolero. En diciembre de 1945, la Junta Revolucionaria de Gobierno
decretó un impuesto unilateral y retroactivo para las compañías petroleras, los
cuales le reportaron un ingreso extraordinario al Gobierno de 89 millones de
bolívares.
Giacopini Zárraga recuerda que "casi
simultáneamente" se promulgaron la ley del Trabajo y la del Impuesto Sobre
la Renta, que le reportaron ingresos al país al pechar por distintas vías la
actividad petrolera.
También se registró un hecho que significó un cambio radical
en las reglas de juego frente a las empresas concesionarias. "El gobierno
de Medina Angarita había propiciado un arreglo con las empresas petroleras,
mediante el cual se comprometía a renunciar a una fracción de sus ingresos,
mientras las compañías sacrificaban un margen de sus ganancias, para constituir
una especie de fondo que sirviera a los fines de promover la participación de
empresarios locales en el mercado interno de derivados (gasolina y kerosén). Se
habían celebrado conversaciones, se levantaron las actas correspondientes, pero
no había un acuerdo final. En diciembre del año 45, la junta de gobierno
percibió el proceso de otra forma y resolvió emitir un decreto donde se fijaban
los precios máximos de venta para esos derivados". Desde entonces, lo
único diferente que se ha hecho, corresponde a la apertura petrolera, en un
proceso igualmente "congelado" por el gobierno actual y que ante todo
confirma que el precio de la gasolina es un tabú en Venezuela.
Pérez Alfonzo también exigió que parte de las regalías se
entregaran en especias. "Quería que el país desarrollara destrezas en el
campo comercial, pero no tuvo éxito". Un mes antes de que cayera el
gobierno de Rómulo Gallegos, se promulgó el decreto 112 que consagró la
política del fifty-fifty y que luego servirá de modelo en Arabia Saudita, donde
la empresa Arabian Oil Company fue objeto de esa medida.
Una visión universal
Durante su exilio en México, Pérez Alfonzo se enteró del
ingreso de uno de sus mejores amigos, Germán Suárez Flamerich, a la junta militar
de Gobierno, luego del asesinato de Carlos Delgado Chalbaud. Fue un giro
desafortunado. Luego se pronunció en contra de la política de concesiones que
puso en marcha la dictadura y como respuesta obtuvo una grosera descalificación
de su condición de experto petrolero. Durante el gobierno constitucional de
Rómulo Betancourt, Pérez Alfonzo ocupó la cartera de Minas e Hidrocarburos. En
esa época escribió uno de sus libros fundamentales, Petróleo, jugo de la
tierra, al que siguieron otras obras fundamentales, como El pentágono
pertrolero (1967), que encierra cuestiones fundamentales de política en materia
de hidrocarburos. "Tanto Rómulo Betancourt como Juan Pablo Pérez Alfonzo
eran hombres de gran sensibilidad y señalado interés por la riqueza petrolera",
dijo Giacopini Zárraga. En materia de contrataciones, Venezuela no otorgaría
nuevas concesiones petroleras; la participación directa del Estado se
realizaría a través de la Corporación Venezolana del Petróleo; el
fortalecimiento y mantenimiento de los precios se haría mediante una comisión
coordinadora con representación de los ministerios de Hacienda y de Minas e
Hidrocarburos; en materia internacional, las principales embajadas de Venezuela
en los grandes países consumidores y exportadores de petróleo serían ejercidas
por personal especializado de diverso rango, desde simples agregados hasta
consejeros ministros y aún embajadores. "El caso más relevante fue el de
Valentín Hernández Acosta, quien fue embajador en Londres y luego sería el
ministro de la nacionalización". Esta política tendría impacto inmediato
en los países del Medio Oriente. "Poco antes de que se fundara la OPEP,
los países árabes enfrentaron una grave crisis por la caída abrupta de los
precios. No pudieron anticipar acciones, porque no contaban con un comité de
supervisión y seguimiento como el que había en Venezuela. Su adopción fue
inmediata, luego de una consulta que se le hiciera a un diplomático
venezolano".
Uno de los asistentes a la reunión que se celebró en El
Cairo (1959), convocada por el secretariado petrolero de la Liga Arabe y que se
convertiría en el embrión de lo que sería la OPEP, fue precisamente Giacopini
Zárraga. "Venezuela envió una delegación muy numerosa, debido a que tenía
un gobierno de coalición política. La encabezó Juan Pablo Pérez Alfonzo,
ministro de Minas e Hidrocarburos; Manuel Egaña, embajador en Canadá; Manuel
Pérez Guerrero, director de la Oficina de Estudios Especiales de la Presidencia
de la República -precursora de Cordiplán- y Bernardo Flores, embajador acreditado
en Líbano, Egipto y Etiopía". Flores mantenía importantes contactos
diplomáticos en todo el Medio Oriente y su mujer solía ir de compras con la
esposa del líder egipcio Gamal Abdal Nasser.
La OPEP se fundó un año después, el 14 de septiembre de 1960.
NOTA LB: Luce
interesante lo referido por César Balestrini y Francisco Mieres, en un foro
realizado en 1989 con motivo del X aniversario de la muerte de Juan Pablo Pérez
Alfonzo: http://ance.msinfo.info/bases/biblo/texto/BA/BA.11.05.pdf
Puede verse: Mazhar Al-Shereidah, https://www.youtube.com/watch?v=wRyKKX0qT2o
En la red hallamos un libro: http://es.scribd.com/doc/35284299/1967-JPPerez-Alfonzo-Pentagono-Petrolero
No hay comentarios:
Publicar un comentario