En el curso inadvertido de la desespecialización
Luis Barragán
En medio de las escaseces, un pedazo de papel sirve para todo: premisa gubernamental que choca con las definiciones utilitarias, los avances tecnológicos, y hasta la comercialización de los más novedosos productos que llegan al terreno de la prescripción médica. Hay usos muy específicos para el papel que explica una diferenciada elaboración y destino, como el que sirve para escribir a mano, la servilleta, los cajeros, el desinfectante, el libro, las heces, la pintura, la lija, el envoltorio, la menstruación, etc. Sin embargo, el oficialismo está convencido que hacemos el papel de pendejos, creyendo que nos resignaremos a la lectura del periódico que obsequia masivamente y, multifuncional, prevé su remisión para limpiar las ventanas, encapsular los alimentos y recorrer nuestras intimidades.
Algo semejante ocurre con las artes y oficios, permitiéndonos recordar casos emblemáticos como el del médico ya faltante en el medio urbano, como ya es demasiado frecuente en el rural, por cierto, soslayando el gobierno las causas y condiciones que irresponsablemente ha generado para un fenómeno incomprensible a estas alturas del siglo. Gobierno que le contenta que, por lo menos, haya médico y, más adelante, paramédico o curandero, pues, dirá que no necesitaremos de un traumatólogo, pediatra o cardiólogo que detalle una artroscopia, estomatología o angioplastia transluminal percutánea, deseándolo simultáneamente como farmacéutico y biónalista, por no mencionar la preocupante tendencia a las amputaciones, por ausencia de divisas para instrumentos, equipos e instalaciones.
El fenómeno se generaliza, ya que celebraremos – acaso - la sola existencia de un plomero, ingeniero, carpintero, abogado, por citar algunos ejemplos, que sean capaces a la vez de lidiar con una tubería galvanizada o un soplete de oxi-combustión, un encofrado o la prospección de un yacimiento, un cepillado de caoba o un contrachapado, un interdicto restitutorio o la legítima defensa frente a un boxeador profesional. Quizá inadvertido, el asunto también ha contaminado el ámbito periodístico y político.
En efecto, parece inútil e ilusa la diferenciación de fuentes y tareas que llevan, a modo de ilustración, a versar sobre la política, farándula, sucesos o economía y, menos, a escudriñar en la industria, el medio bursátil o el presupuesto público, así como es una simple nostalgia la de referirse a los ideólogos, organizadores o gremialistas que multiplicaban las especialidades de la prensa y de la política. Se dirá que bastará con la consagración de sendos funcionarios, unos para rellenar los pasquines gubernamentales y otros para engrosar la burocracia del partido gobernante, con los equivalentes posibles en el ámbito de la oposición sobreviviente.
Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2014/09/en-el-curso-inadvertido-de-la-desespecializacion/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=1049768
Fotografía: https://www.facebook.com/groups/caracaspalocos/photos/
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