sábado, 16 de agosto de 2014

ARTE EDITORIAL

La obra, editada a mediados de los ’80 del XX por el Museo de Arte Contemporáneo, con la mejor muestra representativa de la tendencia, nos permite una rápida e inicial observación: la dificultad y el costo de editar sobre el arte, por las inevitables exigencias de calidad. Además, otras notas, no entendemos un museo y, menos del Estado, que no complemente poderosamente su labor con otra de carácter editorial; ha de orientar y, por costoso que sea el ejemplar, llega por diferentes vías al gran público (así sea por vía del depósito legal de la Biblioteca Nacional); esas obras editoriales quedan e ilustran, pero a la vez dan cuenta de la actualización o no – digamos – de la curaduría, pues, les impone el reto de superar la de otros países; más de las veces, las obras referidas, estuvieron expuestas en el Museo de Arte Contemporáneo; y también, respecto a su propio patrimonio, la divulgación o publicidad, permitía saber qué teníamos en una institución de carácter público. Inevitable la alusión, abulta el contraste con la situación actual del Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber (¿le quitarían el nombre?). Ni siquiera hoy, emplean las redes para esa labor pedagógica a la que aludimos. Y, populacheros, creyendo engañarnos, celebran la recepción de “La Odalisca” de HM, con un espectáculo triste, tratando de evadir las circunstancias de su “sustracción” (como dijo el ministro): un vulgar robo de la pieza que, por obra del imperialismo, ha retornado.

LB

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