EL NACIONAL - Viernes 12 de Noviembre de 2010 Opinión/8
A Tres Manos
Miradas múltiples para el diálogo
Marxismo y posmodernidad
Una clave del discurso posmoderno es la diversidad desplegada en una idea del pluralismo cultural
Camilo Perdomo
En la página que coordina el amigo Rigoberto empiezan a aparecer trazas de discursos indicando que estamos entrando en materia del pensamiento transformador, sobre todo en relación con los signos culturales de estos tiempos posmodernos. Sí, en plural, como usted lo lee, pues no hay manera de sacarle el cuerpo a las ideas plurales sobre el desencanto social y humano que vivimos. Usted puede optar por hacerse el distraído o echarle una miradita (como recomienda Nietzsche: guiñando el ojo) a esta sociedad de la banalidad. Si despojamos a la idea tradicional de crisis en la que su neutralidad permite propuestas de izquierda, derecha y totalitarismos renovados, parece posible hablar de un nuevo marxismo que invita a recuperar pasiones perdidas y a evitar seducciones maltratadas.
A mi juicio, la derecha (desde la izquierda burocrática) fue exitosa en poner en circulación un discurso del marxismo como doctrina oficial de un Estado socialista resultante de una Europa viviendo en guerras permanentes. Guerras que sepultaron la viabilidad de las propuestas libertarias de la modernidad política y que el discurso posmoderno mostró en sus límites teóricos.
En efecto, si por posmodernidad algunos entienden, sin mucha reflexión, el vaciamiento ético, y por crisis del marxismo, la herencia de las publicaciones comunistas de fuerte signo estaliniano, obvio que no hay pasión ni seducción en el debate.
Pienso desde otro lugar de las prácticas comunistas y socialistas burocráticas en un marxismo que invita a transformar el todo y sus partes; es decir mundo y humanos. En esta tarea las palabras interpretar, leer, transformar, justificar y avalar deben ser arrancadas del viejo diccionario y convertidas en pinzas capaces de violentar las páginas de la obra marxista a fin de sacarle las ideas que necesitamos hoy. No es lo mismo decir que usted interpretó la Teoría del Valor de Marx porque lo leyó cien veces y luego termina diciendo que Marx no conoció el computador y por ello se equivocó y terminó siendo un filósofo parecido a Platón en su lectura dual de cuerpo y alma, es decir un Marx metafísico.
Eso no es interpretar nada, sino emitir una opinión y a su vez especular en el campo de los discursos, lo que no es ni bueno ni malo; sino parte de una necedad intelectual. Lo real es que hay necesidad de romper con una herencia típica de Caín bajo la voluntad del Dios cristiano y similar a ese marxismo de etiqueta que siguen manejando los dirigentes de partidos socialistas-comunistas bajo la voluntad de encerrar las ideas de Marx en una concepción casi necesaria de un Estado negador de libertades y pluralismos.
Una clave del discurso posmoderno es la diversidad desplegada en una idea del pluralismo cultural. En este sentido el marxismo en clave posmoderna es recuperar su pasión de transformarlo todo. Otra es releer la idea del trabajador en su opacidad como sujeto capaz de transformar el mundo. Malas noticias, hoy el trabajo escasea.
Sin embargo, la explotación sigue con la globalización, la exclusión también, y la coerción desde el Estado sigue vivita. Entonces, ¿el marxismo ha perdido vigencia como instrumento teórico de crítica al capitalismo en la posmodernidad? Responder implica criticar a una clase dirigente que en nombre del marxismo y el socialismo se ha encargado de justificar los reformismos del capitalismo en vez de crear condiciones para el rompimiento con él. Esa es mi propuesta de debate, pues una ética-estética desde el marxismo puede ser recreada desde Venezuela. Claro, hay la posibilidad de que los partidos burocráticos oficializantes de toda idea de socialismo digan que el marxismo no les interesa, lo cual es válido aceptar si somos tolerantes, pero eso nos dirige por otro camino: el de tener que decirle a la gente que no compartimos un socialismo alejado de la pasión y la seducción por una vida bella.
*Universidad de Los Andes/ Trujillo
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