Ovario de Venezuela
Ox Armando
Cada remezón seria de protesta deja un saldo lamentable de muertos, heridos, prisioneros, exiliados. El gobierno nacional que ya se acerca a 16 años consecutivos, la ha liquidado con una extraordinaria represión que suele maquillar, además, propagandizando la de los años ’60 como parte del ya eterno papel de víctima que no dejará de asumir por cínica que sea la intención. Pero las jornadas, como ocurre con cualesquiera movilizaciones opositoras, deja un magnífico saldo de videos y fotografías que, a veces, resulta difícil de retener y archivar, finalmente atragantado por ese gigantesco buzón que es Internet, finalmente sepultado en sus cementerios de información. Videos y fotografías de aficionados y profesionales que también pagan un elevado costo por cubrir los acontecimientos, como bien lo representa el reportero gráfico Jorge Tortoza, fallecido el consabido 11-A y que, para remate, el régimen, lejos de asumir sus responsabilidades, imputa a la mismísima oposición. Así las cosas, las redes sociales dan cuenta de una riqueza de imágenes espontáneamente tomadas en el curso de los hechos, que constituyen un magnífico repertorio histórico del nuevo totalitarismo que en América Latina y, particularmente, Venezuela, ejemplifican.
Vilmente cobarde, probado y confeso, sin embargo, me he acercado a algunas de las manifestaciones opositoras y, hasta, atravesando la Plaza Brión por alguna diligencia laboral, he tropezado con varias ruedas de prensa. Diría: tensas ruedas de prensa. Para mi sorpresa, en las cercanías de los lugares sísmicos, otra persona también los ha andado arriesgándose para tomar (y la toma) una fotografía. Y de esta manera, a los días, en esas mismas redes sociales que frecuento o en los portales digitales, identifico inmediatamente el acontecimiento. Ahora que, ¡por fin!, le pone marca de agua, la o el fotógrafo firma “Ovario de Venezuela”. Y tiene los ovarios bien puestos, si fuere el caso calificarla (o), porque ella o él hace historia con sus gráficas harto temerarias. Incluso, siempre atravesando por casualidad el sitio, una vez se armó un zafarrancho en Chacaíto con la Guardia Nacional Bolivariana y en medio de los gases y disparos de armas de verdad verdad, me dije a mi mismo: aquí debe estar Ovario. En la noche casi de carambola me toma en una escaramuza que para mí fue de destemplada huída y para el soldado (la GNB es un componente de la FANB) un esfuerzo por coñacear al viejito que, mala suerte, se le metió en el medio (una cosa es querer y otra poder, porque corrí cojitranco más que el moreno fortachón armado hasta los dientes). ¡Qué arrecha o arrecho!, le dije al nieto cuyo interés estaba en derrotarme (como siempre) en el video-juego. Poco después, María Corina, Ledezma y Smolanski daban una rueda de prensa diagonal a Beco de Chacaito: estaba full de gente que los rodeaba y como se acostumbra, por detrás de los declarantes una pila de diputados (se me dijo) con caras de zoquetes (coristas mudos) y por delante un amasijo de camarógrafos y fotógrafos. Me paré y quise adivinar quién era Ovario, si es que estaba ahí. No la pude o lo pude detectar entre el gentío que se apretujaba para ver a los políticos como si fueran artistas de cine. Y, ¡bingo!, al llegar en la noche a la casa, estaban las fotografías en el Facebook de la campeona o del campeón del revelado … digital.
Lo único que le pediría es que siga anónima y que no dé pista alguna de su identidad. Algún día sabremos quién es, mujer u hombre. Que siga con su labor porque (entre otras cosas) ha demostrado que no es agente del SEBIN haciendo diabluras, sino una opositora que documenta todavía la verdad en Venezuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario