“En síntesis, tanto desde el lado del ingreso como del gasto público, el Estado venezolano ha recurrido a políticas contrarias a los objetivos en materia de distribución del ingreso y la riqueza. Así, por la lado la mayor exposición de los sectores de menores ingresos a una plétora de impuestos indirectos formales e informales, tales como el ICSVM, el IVA, el IDB, el impuesto devaluación e inflación (SIC), como por el otro, la distribución del gasto a favor de los tenedores de títulos de la deuda pública interna y externa, así como a favor de los gastos de la gerencia política, del partidismo y la burocracia general, han contribuido con un proceso de redistribución del ingreso que, desde la perspectiva de la equidad, la justicia, y la armonía social ha sido indebida, y desde el ángulo económico ha sido nefasta, toda vez que no ha servido más que para entorpecer el crecimiento de la base del consumo, del ingreso y del desarrollo de la actividad económica, a la vez que ha favorecido la expansión de las actividades especulativas afectando tanto al tipo de cambio como a la tasa de interés”
Ángel García y Luis Mata Mollejas
(“El depredador fiscal”, en: Venezuela, macrodinámica y política”, UCV-Tropykos, Caracas, 2006: 236)
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