Watergate como detallito
Ox Armand
Cuarenta años de una renuncia, en la sede del mismísimo imperialismo yankee traga-niños en las guerras infernales que sus malévolos dirigentes idean incontablemente, sometido su pueblo a la más deplorable humillación y asombrosa miseria, y – faltando poco – exportador masivo de series televisivas que superan la filmografía con sus harto planificados condicionamientos psicológicos. Así es, en el norte que no ha debido ser una quimera, donde todavía Rockefeller ejerce un señorío que apenas ha permitido compartir con Gates, tuvo que dejar la Casa Blanca el luctuoso Richard Nixon, que hoyó con su planta insolente la China del Gran Mao Zedong, por la maquinación de Kissinger, el mismo, el empleado de Nelson, aunque no se salió con la suya porque el Tío Ho lo derrotó política y militarmente, legándonos la doctrina de la guerra asimétrica, y un tal 11-S las masas preteridas le pasaron factura. Y, por ello, quienes pueden conseguir la visa, van a Orlando y recorren Florida entera, adquieren un apartamentico en Nueva York o persiguen un puestico en a embajada de Washington o en cualquier consulado, pero no nos equivoquemos: consecuentes con el discurso que tuvo a bien dejar en herencia el comandante eterno, a misión del chavista en Estados Unidos, turisteando o quedándose ilegalmente, es para constatar cómo quiebran a Citgo, cómo Disney envenena a los chamos, cómo crece el consumo de drogas, cómo padecen porque el petróleo venezolano ya no les llega.
Demasiadas toneladas de papel se ha llevado esa renuncia de Nixon que ni se le acerca a la contundente cobardía de Carlos Andrés cuando los rebeldes de un mes de febrero así lo decidieron. Una tontería fue la punta del hilo que haló con toda las fuerzas del mundo en el ovillo putrefacto del poder. El complejo de oficinas de Watergate retrató muy bien la tragedia que, además, le ocultaban al inocente ciudadano y puntual pagador de impuestos de Gringolandia. Hasta Sinatra dejó de responder a las llamadas de su viejo y celebrado socio de o líder negocios, por supuesto, turbios. He acá la razón de la pérdida del debate con Kennedy años atrás, pues, falto de higiene, el desafeitado líder republicano dejó ver sus enteras fauces a mediados de los setenta del veinte pasado. Y eso lo había pronosticado Fidel. Sí señor, Fidel mismo, el que se mantiene atento y vigilante junto a Raúl, porque conoce muy bien a los mandatarios norteamericanos y a los inescrupulosos altos ejecutivos de las transnacionales que constituyen, en definitiva, la dirección real de los explotadores. Además, sabían que Elvis cumpliría la misión de colarse en el Salón Oval para llevar al californiano los planes que el borracho presidente dejo olvidado en Campo David. Pero, un detallito, olvidan algunas cositas.
Una de ellas, acaso la más fundamental, que unos periodistas dieron y siguieron la pista para descubrir el caso, alentados e informados por un señor que tenía por apodo el título de una precursora película porno, y que eso no significó un carcelazo ni el cierre del periódico donde trabajaban. Que la fiscalía y los tribunales funcionaron, metiendo en el aro a toda la cohorte. Que Nixon quedó rayado para siempre y se salvó por un pelo de ir preso de bola. Que Nixon fue desenmascarado en una entrevista posterior de televisión y no precisamente en el programa de Vladimir Villegas en Globovisión. Que la industria del cine entregó una de las mejores interpretaciones de esa lidia con Frost. Que más del 80% de los documentos alusivos están desclasificados. Que el país soportó la dura prueba de sus instituciones y siguió adelante. Que al gobierno le cuentan las llamadas telefónicas y hay de quien se le ocurra utilizarlo para hacer proselitismo partidista, o llamadas porno o para la consulta horoscopal. Una de esas cositas, apenas. Mero detallito, no más.
Fuente:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/20146-watergate-como-detallito
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