EL UNIVERSAL, 12 de junio de 2013
Reconstruir la AN o la renuncia de Diosdado
JUAN MIGUEL MATHEUS
El pasado 4 de junio se bautizó en la Academia Nacional de Ciencias Políticas y Sociales un libro de mi autoría titulado "La Asamblea Nacional: cuatro perfiles para su reconstrucción constitucional". El texto fue editado por la Universidad Monteávila, la Editorial Jurídica Venezolana y el Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro, presidido por el doctor Ramón Guillermo Aveledo.
La gravedad del momento hace que reconstruir la Asamblea Nacional sea una tarea de todo el pueblo de Venezuela, que supone una especial responsabilidad de la dirigencia política. Aunque se trata de una responsabilidad que alcanzará plenitud en el tan anhelado momento de la transición democrática, los políticos de oposición debemos asumirla desde ahora. Y ese es, precisamente, el objeto de esta iniciativa editorial: ventilar ante la opinión pública algunas ideas sobre el impostergable debate que debe darse en el país en torno a la rehechura de nuestro órgano legislativo nacional.
En este sentido, en el libro intenté relacionar la Asamblea Nacional con algunas características institucionales que permiten a los parlamentos del mundo situarse a la altura de la democracia constitucional de nuestros días. La primera de esas características es devolverle a la AN su carácter genuinamente representativo, tan desdibujado por el actual régimen bajo las entelequias del participacionismo revolucionario y del pueblo legislador. La segunda es la revalorización del reglamento parlamentario como fuente de justicia en el gobierno interno de la Asamblea Nacional, aunado a las reformas que deben hacerse a este instrumento normativo para que sea fruto del mayor consenso político y no, como ocurre en la actualidad, un medio de dominación de la espuria mayoría oficialista sobre la minoría democrática. En tercer lugar, y como cauce para asegurar la libertad de consciencia de los parlamentarios frente a las bravuconerías del poder autocrático, el fortalecimiento del así llamado estatuto jurídico de los diputados. Y por último, en cuarto lugar, la posibilidad de crear más y mejores cauces para que el Tribunal Supremo de Justicia proteja jurisdiccionalmente los derechos y prerrogativas de los diputados frente a los actos de gobierno interno del Parlamento.
Pero acaso la más importante reforma que debe hacérsele a nuestra AN es de naturaleza moral. Consiste en recomponer su dignidad y su decoro. Ganar para ella lo que se conoce como urbanidad parlamentaria. Para ello urge que Diosdado se haga a un lado. No hay otro modo de lograrlo. El señor Cabello debe renunciar a la presidencia de la Asamblea Nacional porque tanto él como su arbitrariedad niegan la esencia de la institución parlamentaria. Y en esto Nicolás Maduro, ilegítimo por los cuatro costados, también tiene una gran responsabilidad. Porque si Maduro, supuesto jefe del oficialismo, quisiera recobrar la gobernabilidad para el país tendría que impulsar, sin demora alguna, que los diputados del PSUV remuevan a Diosdado Cabello de la presidencia de la AN. ¿Por qué no lo hace? Porque no tiene el toro agarrado por los cachos. La brutal pugna interna se lo impide. Sin embargo, el país no tiene porqué sufrir las consecuencias de esa salvaje lucha de poder. Por eso está en pie de lucha. Quiere crear las condiciones que conviertan nuevamente a nuestro Parlamento en un templo republicano para la libertad. Este pueblo, no lo dudemos, logrará la renuncia de Diosdado y reconstruirá la Asamblea Nacional.
Fotografía de Fabrice Coffrini (AFP): Obra del artista japonés Chiharu Shiota titulada "In Silence", de El País, Madrid, 12/06/13.
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