lunes, 17 de junio de 2013

WITTGENSTEINIANOS

Lógica sucesoral
Ox Armand

Que sepa, brutalmente perseguida y reprimida, la oposición contra Pérez Jiménez no contó con un equivalente a Globovisión, pero – atravesando varias etapas – finalmente se hizo eficaz por unitaria y sincera en sus relaciones internas. Por una parte, estaba realmente organizada a pesar de las gigantescas dificultades;  y no se evaporó con el fraude de la constituyente, la prisión de sus dirigentes, o la muerte de sus figuras – luego – emblemática.. Por otra, muy a lo radio-bemba, sobrevivió porque hubo una mínima cultura política que, moldeada desde el medinismo y profundizada durante el  Trienio, confió – modernizándose – en los partidos políticos; luego, se evidenció un liderazgo real, el conocido y el emergente, sintetizado en el activista organizador y pensador, pues, aportaba herramientas para la lucha a la vez que ideas sobre el país necesario. Algún día, (H) elena Plaza tendrá que revisar su juvenil tesis sobre los hechos de 1958, alumbrada por las otras perspectivas que le ha dado la experiencia académica, para reportarnos una versión decididamente política – sustentada histórica y politológicamente – sobre el remoto y aleccionador ejercicio opositor. De modo que de nada sirve rasgarse las vestiduras y hacer del cuarteto de las diez de la noche los adalides de la actual alternativa democrática, cuando – simplemente – fue un programa comercialmente exitoso, a pesar de las boberías que se traducían en generosos ingresos hasta por la mensajería de texto vía telefonía celular, siendo precursores de la modalidad: demasiado serio lucía Pedro Luis Flores, al lado de una Carla Angola, un Roland Carreño que nada tuvo que ver con las antiguas incursiones televisivas de Reinaldito Herrera, y Kiko Bautista que supo de una cómica responsabilidad en la primera campaña electoral de Henrique Capriles, fracasando y haciendo fracasar, y nunca se mandó – al renunciar – una protesta similar cuando Miguel Henrique Otero cedió a las presiones y botó del periódico a Ybéyise Pacheco.

Digamos que esta larga introducción, es un merecido tributo a José Domingo Blanco (Mingo). Recordemos, temprano en las mañanas, con la noticia impresa a la mano, abría la programación de La Florida con sus comentarios. Si bien los humos se le subieron a la cabeza, demostraba un olfato periodístico a carta cabal, como hoy se le acerca sólo Aymara Lorenzo a esas horas. Pero olvidamos pronto y, erigido el canal en un partido político, por buen rating que tuviera, Alberto Federico Ravell lo botó. Mingo osó hablar mal de Henry Ramos Allup, grabado impunemente. Y, en la televisión, por esa íntima estructuralidad funcional y discursiva, se cumple fielmente aquello del rey muerto, rey puesto. Cualquier pasante universitario puede comprobarlo con el caso de Renny Ottolina, aunque  - importa subrayarlo – muy después, a tono con la celebérrima Sala Situacional, fracasada esa oposición meramente mediático y harto vanidosa, cuando Orlando Urdaneta espera regresar a Venezuela para dictar cátedra junto a Napoleón Bravo, se impuso la lógica mercantil. Y, ¡voilá!,  es la que ahora se impone con la Cadena Capriles, añadida otra circunstancia vital: el fundador les dejó el problemón de la sucesión para que, herederos y asomados, trabajaran un poquito como Miguel Angel y los hermanos Capriles hicieron. Por consiguiente, estas rasgaduras vestimentarias de la oposición del momento, sobran porque debe interpelarse sobre su capacidad organizativa y organizadora, su radio-bemba cultural y su liderazgo a toda prueba, antes que inculpar a terceros por obras y omisiones.

Bastante vaina echó el Gabinete Capriles en este país que solamente tiene la memoria reciente de la consolidación del holding, mas no de sus antiguos aciertos y errores del audaz empresario. Siendo Senador de la República y, meses antes, aliado electoral, Miguel Angel Capriles fue hecho preso por el Presidente Caldera, en su primer turno. Además de demostrar que el gobierno era títere de los burgueses, como gustan los marxistas de cajas de detergentes, permitió por entonces hacer una medición de fuerzas para salvar la institucionalidad democrática. El editor se refugió en la Nicaragua de Somoza, por cierto, y después publicó sus “Memorias de la Inconformidad”.  Aunque prefiero una prensa libre y jodedora antes que unos medios complacientes, con los cuales no sabe qué es peor para la lidia política.  Cualquier mortal puede dar un vistazo en la red de la trayectoria de la Cadena, sus adquisiciones y campañas, pero nos interesa volver al siglo XXI.  Ido del PCV para el MAS, el buque insignia de la Cadena fue confiado a Eleazar Díaz Rangel que salvó a Últimas Noticias de la quiebra, devenida gaceta cuasi oficial del régimen: se fue quedándose en ese partido, valga el oxímoron.  Los hermanos Capriles, herederos y asomados, uno de ellos diputados del sistema hasta 1998, esperaron por el primo para la salvación de la gran empresa, pero ya sabemos la historia: por fortuna, desde el inicio mismo del siglo, pusieron en las manos del oficialismo el periódico y ¡voilá! Ahora – simplemente – venden todo, como lo hicieron con la torre de Plaza Venezuela a quien únicamente tiene los reales completos para comprarlo: el gobierno. Entonces, ¿para qué lamentarse, gritar a los cuatro vientos que nos quedamos sin vocería de prensa? El negocio, por lo menos, está rigurosamente ceñido a las urgencias sucesorales. Bien pendejo es el que rompe los pocos trapos que lleva encima para protestar por una transacción lícita y hasta legítima.

Fotografía de Luigi Scotto: Miguel Angel Capriles con J.A. Oropeza Ciliberto, Angel Ma. Urdaneta, Rafael Poleo, Isaac Benarroch y Nelson Luis Martínez, cercana la prisión (1963).
Fuente:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/15536-logica-sucesoral

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