Fuímos a Mérida para cumplir con nuestra responsabilidad parlamentaria, con motivo de la consulta realizada sobre el Proyecto de Ley Orgánica de Cultura. De ambientación predominantemente oficialista, tuvimos ocasión de apreciar coincidencias y discrepancias con el papel de trabajo o borrador.
Como señalamos en la sesión de la Comisión Permanente de Cultura del martes próximo pasado, se desarrolló con normalidad,
destacando la metodología empleada por Agapito Hernández, meritorio técnico de la aludida Comisión. No resulta fácil para un dirigente de la oposición internarse en un medio adverso, aunque reconocemos - como en Porlamar - el nivel de respeto y consideración que nos manifestaron. Sin embargo, impresiones subjetivas o personales, la concurrencia cuida de no conversar directamente con los opositores (así lo sentimos), y mucho menos cordializar. Por lo demás, tuvimos la impresión de un gobernador que, como el merideño, hizo acto de presencia a deshoras y se mandó un mitín fuera de lugar, exponiendo una escena algo díscola.
Compartimos con la dirigencia del PSUV en el presidium y, al diluirse el evento, nos fuímos a la ULA.
LB
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