domingo, 23 de junio de 2013

HUMORES (1)

EL NACIONAL, 11 de abril de 1999 - Papel Literario
El humor y otros inventos
Gabriel Jiménez Emán

Venezuela es -creo que puedo decirlo con seriedad, aunque sin gravedad- un país de humoristas. Es cierto que en todos los países existe el humor, un arma necesaria para defenderse de la calamidad cotidiana o el drama esencial de la vida, pero la vida republicana de Venezuela, tan accidentada y anormal, no hubiera sido llevadera de no haber existido el humor como ingrediente para enfrentar los absurdos. Por cualquier punto que uno lo recorra, el humor tiene un cariz distinto. En este país la mamadera de gallo, la rochela, la guachafita y el bonche suelen convertirse en formas para acoger el chiste o el chisme, benignas y ácidas formas de crítica o de imaginación, de burlarnos de nosotros mismos, de satirizar la brevedad de la vida o la futilidad de los empeños humanos, cuando no de desafiar la lógica y de crear espacios de invención. Todo ello habita en el corrillo popular, el rumor que corre de boca en boca y es alimentado en cada nueva versión por el relator.
Otrova Gomas tiene evidentemente algo de esto. La diferencia radica en que él lo hace por escrito, situándose en una zona difícil de la literatura. No podemos decir que estemos frente a un lenguaje artístico propiamente, tampoco que su estilo narrativo carezca de ingenio. Lo cierto es que, como nos dice Orlando Urdaneta en la contraportada del libro, Otrova nos hace reír desde la primera línea, y esto constituye ya un valor. ¿Cómo logra Gomas este milagro de la risa desde un primer momento? No lo sé. Pero me atrevo a inferir que es, entre otras cosas, a que se planta de lleno en el centro del drama, de lo ridículo humano, y nos habla desde allí con un lenguaje contundente y directo en cuanto a su precisa construcción, al cual no puede hacérsele reparo alguno de redacción, sino mas bien notar la capacidad que tiene para someter las situaciones cotidianas y hacerlas reverberar desde la risa: una risa que nace en el estómago, sube por el tracto digestivo y explota en el aire convertida en carcajada. En su último libro Confesiones, invenciones y malas intenciones (Planeta, 1998), las confesiones son relatos contados en primera persona, como en "La fuga", que habla sobre la huida de cerebros al extranjero, entre los cuales se encuentra el suyo, que quiere viajar a Nueva York o Hamburgo. En "El contrato" una pareja de enamorados acude al abogado con el fin de redactar un documento por los dos años exactos que durará ese amor. En "La veda" un hombre decide no hacer nuevas amistades durante un año, a fin de "reafirmar el profundo sentido que tiene la amistad". En "El retorno" alguien consigue el remedio definitivo contra la vejez, sin tomar medicinas o seguir tratamientos. Uno de mis favoritos es "Adiós a los calendarios", donde el personaje se aburre de la secuencia de los días de la semana, y desea que el tiempo transcurra en blanco. En "La opresión total", un ciudadano padece del peso omnipresente de la autoridad en todas partes, desde el presidente de la República, los alcaldes y gobernadores, el presidente de la junta de condominio, los organismos internacionales y hasta de su propio código genético. Una biblioteca con vida orgánica, un ladrón, un vengador, amores disueltos en cansancios matrimoniales y accidentes en la "mancha negra" de la carretera Caracas-La Guaira, terminan componiendo esta primera parte, mientras que en Invenciones, volvemos a los objetos novedosos que ha creado Otrova Gomas -como los de El jardín de los inventos- para mayor disfrute del consumidor actual, tales como "Inhalador para fumadores desesperados", "Reloj con cuenta regresiva", "Libros con signos de puntuación ajustables" y otros más hasta completar 32. El humor negro llega a su cenit en el "Reloj de cuenta regresiva", el cual "sólo marca las horas que nos quedan de vida". Cada nuevo objeto está representado por los dibujos de Luis Britto García, miembro de la Cofradía de Molestos Sociales de la Palabra Venezolana, organización a la cual tengo el honor de pertenecer.
La tercera parte del libro presenta un catálogo general de dificultades, un diccionario para confusos, un menú de divorcios a la carta y otras secciones breves, donde el lector puede encontrar desde noticias sobre delincuentes de altura, curiosidades, refranes, secretos bien guardados y píldoras tranquilizantes, hasta la dieta del futuro. En fin, uno de los más variados menús de Otrova Gomas, quien ha dicho que se retirará definitivamente del humor. En todo caso dejaría de escribir libros de humor, pero no podría retirarse del humor mismo. Ese ingrediente circula por su torrente sanguíneo.

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