EL NACIONAL - Lunes 17 de Junio de 2013 Escenas/2
Platinum para Adriano
PALABRAS SOBRE PALABRAS
LETRAS
FRANCISCO JAVIER PÉREZ
La compilación termina por donde debemos comenzar: en el texto titulado Uno; la fecha más tardía de su narrativa breve, año 1998, equidistantemente distanciada por períodos de diez años exactos de su libro Lina-je de árboles, del año 1988, y de la muerte del escritor, el año 2008. Numerología aparte, se trata de un escrito nodriza para buscar hoy lo que significó la gesta narrativa de los Cuentos completos (Otero Ediciones, 2013) de Adriano González León. Su ideario crítico, su arte escriturario y su poder verbal están aquí ordenados con la penetración de una vida vivida con intensidad de agonía y con rigor de vida verdadera. El escritor vuelve su mirada y las brumas anuncian cruel ceguera y te señalan el punto cruel de la pena: "Quizás a esta distancia uno no ve mucho porque está ciego en su penar". Ya está aquí, no se olvide, el punto muerto de las almas: el odio. Esa "tumba que cavamos desde niños, aquella tarde de la escuela y de la plaza, el desencuentro, el no habernos tropezado en la ciudad rabiosa, porque en el pueblo y la ciudad, si tú no apareces, como no apareciste aquella vez, si no apareces como deberías aparecer ahora, todo se convierte en una tumba horrenda del amor, se pierde la ilusión, y se maldice, porque uno ha quedado sin corazón". Al momento de terminar, lo sabemos ahora (o lo sabe el escritor sabio), es el comienzo. La exactitud del numeral se trueca en pronombre privilegiado en nuestro coloquio venezolano para hacer de la referencialidad personal un tópico de compasión y de recepción de todas las penurias de nuestra vida penosa y apenada. Pitagóricamente, leer Uno es leer todos los cuentos completos. Gramaticalmente, decir "uno" es mentar a todos los que son y están, un llamado para que la verdad se apersone gracias al poder pluralizador de esta unicidad. Círculo dorado.
El precioso volumen posibilita todos los recorridos narrativos en un solo organismo. He aquí su prodigio y su acierto editorial. Podemos decir, pues la presencia cierta del conjunto lo señala, que el narradorcuentista (cuentista-ensayista o ensayador narrativo) lo fue al desarrollar un trayecto marcado por cuatro estaciones: Las hogue- ras más altas (1957), Hom- bre que daba sed (1967), Linaje de árboles (1988; con sus Damas anexas) y Uno (1998). Además, obsequia el "Discurso en la entrega de los Premios Nacionales y Conac", que pronunciara el novelista en el Palacio de Miraflores, el 27 de julio de 1979. Además, abre la edición (o la cierra) con dos textos prologales de hechura perfecta y de insistencia ilustrativa: "Mientras crece la hierba de la eternidad" de Rodolfo Izaguirre y "Escribir la soledad. Sobre la cuentística de Adriano González León" de Miguel Marcotrigiano L.
Aceptar la recomendación es sumirse en el encanto de un proyecto esperanzador para la difusión respetuosa de nuestra mejor literatura. Auspiciar la lectura de Adriano, hacerse parte del encantamiento y de su responsabilidad. Lea estos cuentos quien quiera conocerse, quien quiera conocer a Venezuela. Escritos cargados de amigos y de amistad hechos para embrujar, revelar y provocar. Hierba de eternidad, escritura de la soledad. Libro de platino, palabras de oro y reverencia de la lengua. Adriano celebratorio, hoy te celebramos.
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