Del Esequibo y la libertad de cátedra
Luis Barragán
Aludido en un reciente foro realizado en la Universidad Central de Venezuela (UCV), el reclamo efectivo del Esequibo, convertido en Política de Estado, no se entendió sin el esfuerzo sentido y sistemático de la academia venezolana. E, incluso, como bien lo ejemplifica el reportaje realizado sobre las investigaciones de Hermann González y Pablo Ojer, por cierto, sacerdotes católicos, alcanzamos una documentación histórica que sorprendió a los propios negociadores británicos (El Nacional, Caracas, 17/06/1966).
Cerrando el siglo XX, entre otros, ganamos una perspectiva del problema gracias al esfuerzo de interpretación de Rafael Sureda Delgado y Faustino Morales, insignes y sobrios investigadores de una clara vocación universitaria, como ahora contamos con el persistente Manuel Donís Ríos. Siendo tan sensible la opinión pública, el debate político supo también de las libérrimas posiciones contrapuestas que bien reflejó la sesión celebrada por el Congreso, a propósito de la suscripción del Acuerdo de Ginebra.
Las condiciones son harto diferentes en la presente centuria, cada vez más limitadas las posibilidades para la investigación, publicación y confrontación de posturas en la propia opinión pública. Incluso, el interés por la materia, nos forzó a estudiarla a profundidad con severas dificultades, desactualizadas varias de las fuentes, lo cual desembocó en algunos textos, dos de los cuales supieron del arbitraje académico, quizá algo inusitado para un parlamentario.
Aceptemos, no se explica la autonomía universitaria sin la libertad de cátedra. El régimen pretende desconocer el artículo 109 constitucional que sintetiza toda una conquista histórica, ordenando un plazo para realización de unos comicios asaz arbitrarios orientados a la liquidación de la noción misma de universidad, trastocadas las casas de estudios – a lo sumo - en referentes para el mero adiestramiento técnico y manual.
De lograrlo, por consiguiente, cancelará toda inquietud sobre nuestra legítima e histórica reclamación, restándole un soporte sustancial, como el académico, e impidiendo la realización aún de las más modestas actividades, como el foro que compartimos en el edificio de FACES de la UCV, con el estudiantado, junto a Jorge Luis Fuguet (coordinador general de Mi Mapa), Juan Francisco Contreras (presidente del Colegio de Internacionalistas de Venezuela) Maiger Urbina (profesor de la Escuela de Estudios Internacionales). Por ello, la relación del Esequibo con la autonomía universitaria, frecuentemente inadvertida.
17/02/2020:
No hay comentarios:
Publicar un comentario