Como vemos, hay gente interesada en aprender el idioma. Quizá pueda acarrear una comisión la enseñanza adicional del inquilino. Únicamente en la imprenta se sabe del personaje.
A falta de gasolina, bueno son los caballos.
Luego, la imprenta se ofrece como una excelente oficina de negocios.
2.- EL NUEVO DIARIO, Caracas, 1934: Quizá don Pedro Manuel tuvo un destino diplomático, quizá olfateó que se acercaba el fin de Gómez. Lo cierto es que se mudó al norte, con su señora y llevando a una señorita amiga de la casa que agarró cola con el aviso. Recursos tenía para tomar un barco e irse, pero - suponemos - obligaba una vida más modesta en la capital estadounidense, con el otro quizá, haciendo diligencias propias del despacho al que estaba asociado, probablemente.
Un aviso semejante, es impensable hoy. ¿Por qué? El más elemental ejercicio, nos lleva al problema de la seguridad personal, o a considerarlo como algo cursi.
Por lo pronto, deducimos, el avisador no le debía a nadie.
(LB)
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