Corruptómetro
Juan Pablo García
La corrupción es consustancial a esta dictadura venezolana. No se entiende una cosa sin la otra, no sólo porque no hay experiencia socialista en todo el mundo que no la haya generado, sino que en el particular caso venezolano está ligado a las mafias internacionales, rogando por eternizarse el chavo-madurismo que sabe muy bien que tiene cuentas pendientes dentro y fuera del país. Pero, además, un dato adicional: son corruptos todos los que forman este régimen de arriba hacia abajo, en diferentes niveles: desde la coima o matraca más modesta del funcionario que lo hizo hábito hasta los grandes capitostes del poder que meten las manos en el tesoro público, se roban los reales de las obras inconclusas y hasta nunca iniciadas, trafican con licencias de todo todo tipo, dejan en pañales a Odebrecht, realizan complejas operaciones financieras y hacen de los paraísos fiscales un domicilio seguro para sus tropelías.
Grandes latrocinios sin investigación alguna, ningún juez se atreve, mediatizan al parlamento y surgen las grandes mafias de la impunidad que compran consciencias. Son muchísimos los ladrones qu temen salir del país, aunque también quienes lo hacen e inierten magníficas sumas en negocios turbios que tienen a todas las autoridades extranjeras con el ojo pelao. Estos no son los ladrones de antes que escandalizaban a la opinión pública y fueron objetos de bulliciosas investigaciones. Estos ladrones de ahora se distinguen por sus extravangancias. Grandes fortunas, caallos de paso y compra de botellas de vino en subastas públicas lo delatan. Sus hijos y demás familiares, gozan de la buena vida en Venezuela y e las grandes capitales del mundo. Arman unas parrandas sin pudor alguno en Caracas, desde el propio Ávila, o en cualquier sitio que se les ocurra. El único problema que al parecer tienen es asegurar la lealtad de los testaferros. A veces hay ladrones que roban a ladrones y lo mejor es callar. Pero si algún día se hace justicia, hijos, sobrinos y nietos, correrán con las consecuencias.
Estos ladronazos contaminan todo lo que puedan y ejercen una pedagogía que ha atrapado a gente de la oposición que incurre en los mismos actos, aunque – si se quiere – de dimensiones más modestas. Quien pueda apreciar cambios en la vestimenta, el uso de carro, chofer y guardaespaldas de cualquier “íder opositor”, tiene un buen corruptómetro a la mano. Como la tos, los reales no pueden ocultarse. Una pila de vagabundos que estafan la buena fe de los venezolanos. S el drama que vamos a solventar desde que se inicie el cese de la usurpación. No habrá espacio para los ladronazos de este o de cualquier momento.
18/02/2020:
No hay comentarios:
Publicar un comentario