Un día los perseguidores no encontraron víctima, pues ella
asumió todo, se plegó a sus acusaciones, aún las más absurdas,
hizo suya sus demandas hasta quitarse, hasta casi no existir.
Ya no había nadie a quien torturar.
Cansados de sus crueldades, decidieron irse.
Vieron que su víctima formaba parte de ellos, o ellos de su
víctima.
Ahora sólo vienen contadas veces
Rafael Cadenas
("Memorial", Monte Ávila Editores, Caracas, 1977)
Fotografía: https://www.facebook.com/rafaelcadenas2018
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