De una escena urbana
Luis Barragán
Lo que acontece con el Estado en Venezuela, ha ganado y compartido un adjetivo: criminal, fallido, forajido, entre otros términos que reparan en su propia inexistencia. Le tributamos inútil y puntualmente, a diario, pero – sabemos – le tememos.
La semana pasada, viralizándose, ocurrió un supuesto enfrentamiento entre grupos policiales en una autopista de extraordinaria circulación al este de la ciudad capital. Se dijo del FAES y del CICPC, como protagonistas de un evento que, esta vez, no logró escapar del reporterismo ciudadano.
Digan lo que digan, aunque no hubo reacción y versión oficial que sepamos, agravando el caso, cabe naturalmente toda suerte de conjeturas, porque compiten deslealmente las expresiones armadas de lo que va quedando de Estado, por el mercado delincuencial en el que también participan, por paradójico que parezca. Ya, antes, se ha sabido de una rivalidad entre los llamados colectivos armados y la otrora Policía Técnica Judicial, acaso, por motivos diferentes.
El caso está en el Estado en descomposición al que ya le es imposible llevar la procesión por dentro y, empleada la violencia ante la sociedad que se le resiste, inexorablemente la consagra en sus interioridades para zanjar las diferencias, por supuesto, en nombre del monopolio lícito de las armas. Puede decirse, en el curso de su degeneración material y simbólica, la tendencia del Estado mismo, es al suicidio que los tratadistas constitucionales y la tradición doctrinaria, no alcanzaron a interpretar, adelantándose a un siglo XXI del que seguramente jamás sosecharon.
Luego, la escena de la autopista no constituye una anécdota más de las urbanamente acostumbradas. El vecino que logró captarla a la distancia, asegurando su propia integridad, ilustró muy bien lo que acaece en la Venezuela actual.
Cfr.
Supuesto enfrentamiento entre FAES y CICPC en la Prados del Esta (SIC):
Desde Prados del Este Caracas CICPC contra FAES por quiso (SIC):
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